En la colonia Santa Úrsula, se encuentra Crepas y Chilate. El único lugar en la CDMX donde puedes probar una bebida típica de la Costa Chica de Guerrero hecha de cacao, arroz y canela.
En Coyoacán hay un restaurante que le rinde culto a la institución del empanizado: Mafalda tiene 50 opciones diferentes de crujientes milanesas en su menú.
Aquí casi todos van en pareja o bien con alguien de buen diente y buena conversación. La pizza y el vino chianti de mesa otorgan fuerza de gravedad y sensación reconfortante.
En el local 183, donde nacieron las "tostadas de Coyoacán", sirven hasta 20 guisados sobre tortillas crujientes y salsas excepcionales. Puedes sentarte a comer allí, bajo el anaranjado de todo, o pedir para llevar.
La ruta de la seda es de las mejores reposterías de la ciudad, y fue la primera en lograr que más del 70% de sus insumos sean orgánicos certificados.
Galatea está en una pequeña calle apacible en Coyoacán. Es una gran opción de desayunos diferentes, muy buena comida y excelente pan.
En Miguel Ángel de Quevedo descubrimos unas gorditas miniatura especialmente buenas y baratas (8 pesos c/u). El puesto se llena pero vale la pena la espera.