Han pasado 18 años desde que dejé de comer productos de origen animal y la gente sigue haciéndome las mismas preguntas: “¿pero qué comes si eres vegana?, ¿una ensaladita?”; y sacando conclusiones un tanto extrañas: “no podemos ir a ese restaurante porque ahí no hay nada que Giovanna pueda comer”, “no le ofrezcas tortillas a Gio, no come masa”, “Gio, ¿no tomas chela cierto?, ¿te pedimos un agüita?”. Y yo sigo sin entender muy bien cómo es que se llega a esas hipótesis sobre la alimentación vegana, en especial con cifras como las de Nielsen que apuntan que la mayor cantidad de veganos en América Latina están en México o las de Deliveroo que asegura que los pedidos de comida basada en plantas han aumentado un 161% en los últimos dos años.
Así que una cosa que disfruto mucho es salir a comer a la calle con las personas que piensan que mi único refugio culinario son los restaurantes veganos y/o los dedicados a las ensaladas, porque nada más falso (odio las ensaladas). Me encanta ver sus rostros cuando se hacen conscientes de que la mayoría de la comida callejera mexicana es basada en el maíz y por lo tanto apto para cualquier “come plantas”.
Para desayunar
En las mañanas, por ejemplo, los veganos podemos ir como cualquier otro al encuentro del hombre de la canasta, ese buen pastor que lleva y trae en su bicicleta, aquellos pequeños canapés callejeros mejor conocidos como tacos de canasta. En su menú no faltan los tacos sudados de papa y frijol. Si la grasa es lo que preocupa, para bajarla existe el vaso de fruta con chile, limón y sal.
Para comer
Más tarde, en el almuerzo, uno puede acercarse a los atrayentes anafres y pedir con su marchanta favorita una quesadilla de flor de calabaza, de hongos, de cuitlacoche, de papas con rajas o de quelites, junto a algún tlacoyo de frijol o haba y algún sope sin crema ni queso. Si las cosas se hacen al momento, podrías incluso tener la fortuna de pedir una gordita de frijol en vez de chicharrón… ¡UF!
TIP 1: en vez de crema y/o queso en tus garnachas, pide que te pongan nopales.
TIP 2: si tus garnachas son fritas, solo asegúrate de que sea con aceite y no con manteca.
Por la tarde el hambre es mayor y las ganas de un buen pambazo no faltan. Lo único que hay que hacer es sustituir la papa con chorizo y crema por papa sola o algún otro guisado de verduras. ¿Te imaginas un pambazo de champiñones? Te prometo que si lo pides no te arrepentirás.
Ya para la colación, ¿qué te parecerían unas papitas fritas de carrito, unos chicharrones de harina o un elote con chile (del que pica)? Ahora que si eres más postrero tal vez prefieras unos frutos secos y/o cristalizados o bien, una bolsita de semillas garapiñadas.
TIP 3: cerciórate de que el dulce sea de azúcar y no de miel.
Ya para la noche vayamos a cenar ligero… ¿unos taquitos?
En casi cualquier puesto de tacos se puede encontrar la manera de veganizarlos. Lo que recomendamos es pedir solo dos tortillas (original y copia) y luego llenarlas de todas las guarniciones: frijoles, papas, nopales, cebollitas, guacamole etc. Todo eso en su respectiva tortilla acaba siendo una delicia (especialmente si es a altas horas de la noche).
TIP 4: Si en el menú de la taquería hay alambre ¡triunfaste! Puedes pedir uno de pimientos, cebolla y champiñones.
TIP 5: Sí, la gente del puesto puede verte raro con tus solicitudes, pero te van a cobrar menos, eso casi siempre es un hecho. (En la taquería más cercana a mi casa, mi pareja paga hasta $30 pesos por taco… yo nunca paso de $10).