El capitalino vive en un estado de insatisfacción constante. Nada le parece y de todo se queja: que si hace mucho calor, que si llueve, que el tránsito es lento, que si la marcha, que si hace frío, que si ya somos muchos en la Ciudad de México.

Cualquier pretexto es bueno para no salir de casa apenas tengamos oportunidad de hacerlo, pero entonces surge otra duda/queja: ¿Y entonces qué vamos a comer?

Pedir servicio a domicilio es un arte que pocas personas dominan. Antes de que surgieran aplicaciones y servicios en línea –como Uber Eats, Rappi o SinDelantal– para pedir comida, con los defectos y virtudes que los caracterizan, uno debía ser paciente, tener buen humor y un poco de conciencia: los platillos enviados domicilio no tendrán la misma calidad que servidos en el restaurante.

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Sin embargo existen algunos lugares –y servicios de reparto– que juntos crean una sinergia sorprendente al llevar los alimentos a tu casa y arrebatan sonrisas cuando el paquete llega a tus manos, y boca. En esos casos lo único que uno puede hacer es pensar: ¿por qué diablos no he ido a ese lugar?

Estos son algunos lugares con servicio a domicilio que uno debería visitar físicamente bajo una línea de pensamiento: “Si a domicilio son buenos, en restaurante deben ser magníficos”.

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1. Tizne Tacomotora

Pedir tacos para llevar es lo más cercano que existe a una relación a distancia; la tortilla se enfría, los bordes se ponen duros y el centro del disco de masa se remoja con el jugo del contenido. O sea, no es lo ideal. Afortunadamente en Tizne Tacomotora no ocurre eso.

Los tacos de especialidad de este lugar tienen algo mágico que evita que eso ocurra. Así, sin problemas puedes disfrutar de sus portentosos platillos: el insuperable taco de barriga de cerdo ahumada con sabor a manteca que se funde con el puré de ajo confitado en cada mordida. Igual de sorprendente resulta el de cerdo deshebrado –o ‘pulled pork’ para los pochos– al pastor con piña.

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Sin embargo, Tizne merece una medalla por quitarle lo aburrido y soso al pollo y lo sirve en una tortilla con gravy y hierbabuena, lo que le da jugosidad a la carne y un sabor fresco que recuerda a un buen caldito de pollo. Ah, sí, también tienen un taco vegetariano de berenjena ahumada con cilantro, hierbabuena y puré de ajo.

El final perfecto es un plátano caramelizado a las brasas. Tan simple, tan lleno de vida, con esa dulzura equilibrada con el sabor ahumado que se pasea en la lengua y el paladar y te hace suspirar.

¿Lo mejor? Todo llega calientito, a veces un poco tibio, con la consistencia perfecta y unas salsas que si bien no son picosas están cargadas de sabor y potencian a cada uno de sus tacos.

¿Dónde? Diagonal #39, colonia Del Valle, entre Eugenia y Avenida Colonia Del Valle.

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2. Black Taiga

El ser humano es un animal de patrones. En este caso, por lo regular siempre se pide lo mismo a domicilio: pizza, tortas, tacos y sushi; pero a veces falta algo, queremos cosas distintas, sabores y experiencias nuevas que no nos hagan levantar del sillón.

En esos casos, Black Taiga es una muy buena opción.

Black Taiga es la tía o tío excéntrico e irreverente cuya personalidad lo hace uno de tus familiares consentidos. En este local se combinan ingredientes mexicanos y del sur de Asia para crear platillos prácticos, ideales para comer echado en el sofá mientras ves una serie de televisión. El consentido es el bah min – una especie de torta asiática–, Akira: un enorme pan de harina de trigo, que no es bolillo ni telera, retacado de barriga de cerdo y aros de calamar frito con kewpie (un aderezo asiático) acompañados con pepino, sandía y zanahoria encurtidas que dan a este emparedado un sabor fresco y ligeramente dulce.

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En menú tienen otras opciones igual de buenas. Destacan los buns, unos bollos al vapor rellenos de barriga de cerdo, tofu, pescado o pollo, pero el que hace suyos los paladares –a menos que seas melindroso o alérgico– es el Sagat, un combinación de camarones tempura, mayonesa picante y pepino que se convierte en un parque de diversiones en el paladar en el que las texturas y sabores te suben y bajan como en la montaña rusa.

Además ofrecen entradas, sopas, moo sus –una especie de taco en tortilla de harina– y postres –que quizá no sean el fuerte del lugar, al menos en servicio a domicilio.

Y sí, todo viene impecablemente enviado, por lo que no tendrás que recalentar ni un solo platillo.

¿Dónde? Tamaulipas 61, colonia Condesa.

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3. Alexis Gyros

A veces lo mejor es ir a la segura y pedir comida que resista sin problema el viaje del restaurante a casa. Una buena opción son las ensaladas y el sushi pero ¿qué hacer cuando quieres algo más consistente?

La respuesta es simple: los gyros de Alexis Gyros. Trozos de cordero acompañados de lechuga, jitomate, cebolla y queso feta envueltos en pan pita casero y con una porción justa de tzatziki –suficiente para aportar acidez contrastante a la proteína en cada bocado pero no tanto como para aguadar el pan–. Fresco, ligero, consistente y cargado de sabor.

Aquí no hay pierde si se enfría tu platillo, pero sí debes tener cuidado si es época de calor.

Además del gyro, este lugar ofrece otras especialidades de la cocina griega callejera: souvlakis, brochetas marinadas de carne de cerdo, pollo, res o cordero, con vegetales.

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Para acompañar ambos platillos no está de más pedir una orden de entradas mixtas que incluye pequeñas porciones de los tradicionales kibbeh –esas increíbles bolitas de carne con trigo–, una porción del siempre refrescante sabor del tabuleh y un poco de tzatziki y papas. Sin embargo, si quieren sentirse a la mesa de los dioses del Olimpo, la opción son las hojas de parra rellenas de arroz o el siempre bienvenido hummus con ajonjolí y limón para sumergir el pan pita y llevártelo a la boca.

El menú lo complementan los tazones de arroz, las ensaladas y los postres como el dedo de novia o la baklava, esos pequeños destellos griegos de amor cargados de sabores amielados, nueces y un delicada textura crocante.

¿Dónde? Manzanillo #122, colonia Roma Sur.

Antes de terminar, hay que insistir: pedir servicio a domicilio es aventurarse en un mundo donde no sabes si las cosas saldrán bien pero te brinda la oportunidad de descubrir lugares sin salir de casa y no olvides que “si a domicilio son buenos, en restaurante deben ser magníficos”. Vale la pena intentarlo.