Es tan claro, bajo mi propia experiencia, que la ciudad de México rápidamente se ha convertido en un epicentro de vinos naturales, orgánicos y de baja intervención. Se siente como si cada día surgiera un nuevo bar de vinos, una nueva propuesta, una invitación a reinterpretar el acto de beberlos. Sin embargo, pocos son los lugares que realmente traen un concepto nuevo que genere una emoción real en los que habitamos el epicentro de todo lo que sucede en la ciudad.

Y es que, ¿ubicas cuando escuchas un bolero y automáticamente quieres estar en un jardín tomando un Apperol Spritz? Lo mismo me sucede cuando me tomo un vino, mi mente automáticamente quiere aparecer en un espacio abierto, rodeada de árboles y esa luz perfecta de las 5 de la tarde donde la golden hour te entrega las mejores selfies y estás listx para ponerte pompette junto a tu grupo más cercano de amigos. Con el plan de quizás salir después a bailar o quizás regresarte a tu casa a ver una serie pero ya con los hombros bien relajados y la mente muy despejada. ¿Ubicas? Esa es la sensación que evoca Club Sorbet, un espacio único que parece diseñado para encapsular esos pequeños momentos de plenitud y gozo absoluto.

Club Sorbet surgió de la mente de un grupo de amigos mexicanos que decidieron juntarse y crear un espacio donde puedas comer un helado y maridarlo con un gran vino. Una combinación perfecta ¿no? Este es un espacio pensado para todo tipo de personas, desde niños hasta adultos. Un lugar al aire libre donde puedes ir con tu perro, donde puedes sentarte bajo los árboles y sentir el aire en tu cara mientras disfrutas de un espumoso naranja o un helado de mazapán.

El concepto es simple y tan tan delicioso que me parece el plan más perfecto para estas tardes donde ya empieza a hacer calor y lo único que quieres es relajarte y pasarla bien. Y aunque si lo has visto en IG seguro has pensado que está dentro de un club de tenis, Club Sorbet se encuentra dentro del estacionamiento del legendarioo Sep’s de la condesa. Ese restaurante francés que tiene toda la vida, donde su pan sobre sale y no puedes evitar pedir un drink más junto al pianista que ameniza el lugar. Pero esa es otra historia. Ahí, pasando los autos, entras a lo que parece, literalmente, un oasis en medio de la ciudad. Y es que en cuanto llegas te sientes miembro de un club selecto de gente que sabe cosas, que le gusta pasarla bien, los planes “chidos” y el buen beber. Pero como todo buen club, tiene sus reglas. Aquí el plan es temprano; las puertas cierran a las 8 p.m. Porque el punto no es alargar la noche, sino aprovechar las horas doradas del día, con buen vino, helado, el mejor de los ánimos y sobre todo, ponerte pompette, A.K.A un poco borracho, pero solo un poco. Esa es la idea.

@clubsorbet
Av. Michoacán 81, Condesa