En una calle tranquila de la San Miguel Chapultepec está el templo Hare Krishna y dentro del templo una gran opción de comida corrida vegetariana. Los hare krishna adoran al dios hinduista Krisná. Todos hemos visto en la calle a algún monje de este movimiento, con bata naranja, pelo corto y quizás susurrando el mantra “hare krishna”. En el comedor son los devotos –que visten más coloquial– los que sirven la comida, que es vegetariana y libre de karma. Lo último tiene que ver con la creencia de que la persona que come capta las emociones y energías de quien la cocina. En Govinda’s no sólo la comida sino todo el trato es libre de karma.
En el mundo hay alrededor de 50 restaurantes Govinda’s que funcionan bajo los mismos principios. Son una suerte de promoción del vegetarianismo, pero lejos del proselitismo: aquí uno llega por su propia voluntad y se va sin ningún papel. La comida “libre de karma” está libre de sacrificio animal. Por eso es vegetariana, y los lácteos deben ser producto de vacas de libre pastoreo. No puede ser leche o queso industrial porque éstos las sacrifican cuando pasan su edad productiva.
La comida se sirve en unas charolas de aluminio, y es inevitable no hacer la fría relación con comida de algún comedor industrial. La diferencia es que esta comida es cálida; sostienen que cocinar puede ser una expresión de afecto. Llevan al centro de la mesa una canasta con dos piezas de pan integral con pepitas. Luego sopa del día y una charola dividida en 6 porciones, que varía diariamente pero podría ser algo así: una samosa integral de papa y rajas, ensalada de vegetales crudos con limón, arroz con elote, ensalada de manzana y apio con yogurt, berenjenas fritas con especies y una calabaza rellena de queso.
Si uno asiste al servicio religioso dominical puede quedarse a comer con ellos en el prasad – palabra que en sánscrito significa “regalo”. Más allá de ser una gran opción de comida vegetariana, el restaurante de los Hare Krishna es una experiencia generosa.
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