Hay personas, muy pocas, que por alguna razón siempre que emprenden un proyecto le dan al clavo. Pablo Salas es uno de ellos. Tanto así que la idea de ir a Toluca desde la ciudad sólo a comer a Amaranta, su restaurante, no suena descabellado. Amaranta lleva 3 años abierto y desde que inició ha estado en la lista de Latin America’s 50 Best. Pablo Salas es también el chef y director de Público Comedor, que ya encontró una fórmula perfecta y muy específica: lugar limpio, comida sencilla, accesible, muy rápida y rica.

Hace poco nos invitaron a Público de Moliere (hay 4 en la ciudad) que, para los que no lo conocen, es un espacio estético –y lleno de plantas– de coworking y renta de oficinas privadas, que alberga también a Público Comedor. El evento fue una cena organizada por Pablo Salas en conjunto con Airbnb para apoyar a la organización Gastromotiva, un proyecto que capacita a personas excluidas (exconvictos, inmigrantes, extrema pobreza) para que aprendan a cocinar bien y luego los contacta con buenos restaurantes para trabajar. Es decir, uno de los diseños más nobles y bien hechos para ayudar a la gente en esta ciudad.

Público

Pablo es uno de los chefs más amables y sencillos que hemos conocido. A lo largo de 5 tiempos nos presentó los productos con los que él creció en el Estado de México; productos que pasan por comunes pero que gracias a él se reencantan. Y eso es justo lo que hace Pablo, cosas sencillas con productos comunes que cobran nuevo encanto.

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Para que se den una idea de lo que cocina Pablo en Público, el primer plato fue un taco milpero con ejotes, verdolagas, flor de calabaza, habas y aguacate a la parrilla. El segundo –que por cierto fue nuestro absoluto favorito- fueron zanahorias glaseadas en salsa de soya y piloncillo, bañadas con un toque de aceite de chile de árbol, sobre el puré de zanahoria con mantequilla, vainilla y cardamomo. Y aunque los sabores suenan raros juntos, no sabemos cómo explicar lo cremoso del puré o lo perfectamente picoso del aceite. El tercer y cuarto plato, que se fueron muy rápido entre conversaciones con Airbnb, fueron una espesa sopa de habas con nopales y un cappelletti de hongos del Estado de México con salsa de pimiento morrón tatemado y morillas a la mantequilla. De postre un panqué de naranja con zapote, puré de limón amarillo rostizado y una increíble mermelada de ruibarbo.

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Esta experiencia de Airbnb con Público y Gastromotiva fue un acierto del tipo de los que tiene Pablo Salas. En pocas palabras, un momento para disfrutar de lo que consideramos común, en un espacio hermoso y para una causa que siempre nos ha llamado. Nos alegra que existan movimientos así en la ciudad.

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