Hace poco más de 10 años, en la Ciudad de México se comenzaba a hablar del mezcal. En pocos bares de moda del entonces D.F. se descubría esta bebida ancestral, con sabor a humo y tierra, originaria del campo. Desde ahí, cuando su industrialización se volvía inminente, algunos comenzaban a preguntarse cómo hacer para que una bebida tradicional se comercializara pero mantuviera su diversidad y no aplastara a los pequeños productores para no repetir la historia del tequila.
Una década después, el mezcal pasa por un boom internacional, y es tan conocido, que el lanzamiento de otro más quizá ya no es una novedad. Lo cierto es que la popularización tiene su precio, e iniciativas que resisten a ella con sustentabilidad y cuidado en sus procesos, son iniciativas que vuelven a ganar atención especial. El lanzamiento de Montelobos Tobalá Puebla es una de ellas y brilla entre la acelerada oferta mezcalera. Su maguey –Tobalá Cenizo– es único en su especie, pues además de su excelente calidad, rescata la tradición, el oficio mezcalero y la diversidad de las especies.
Tobalá es una especie silvestre de maguey tan valorada para producir mezcal, como sobreexplotada. Por eso, Casa Montelobos se propuso desde el inicio utilizar solamente agave sustentable, es decir, 100 % cultivado sin explotar magueyes silvestres. El hecho de que hayan cultivado Tobalá Cenizo poblano (y no oaxaqueño, por ejemplo) tiene una razón: además de salirse de tierras sobreexplotadas, cultivar este maguey evita las consecuencias del monocultivo –como sucedió con el tequila y el Agave Azul– que es más propenso a plagas y acaba con la diversidad. Gracias a esta medida, Montelobos no tiene que usar pesticidas o herbicidas y, como lo ha hecho la familia Alva por 12 años –maestros mezcaleros con quienes colaboraron esta ocasión–, cuidan a esta especie de su extinción en las faldas de la Sierra del Tenzo en Puebla.
El mezcal Montelobos Tobalá lo producen en volúmenes pequeños en hornos bajo tierra; su fermentación salvaje y destilación con fuego directo son la causa de su intenso aroma a limón, pimiento verde, pera así como un sabor herbal, a cítricos y albahaca, higo asado, macadamia y trufa. El resultado es un producto sustentable y con procesos cuidados, de mayor calidad y mejor sabor. Y, como todo lo bueno, este mezcal se disfruta derecho.