Pensar en una lonchería es, casi siempre, dirigirse a “esas épocas” que nadie sabe realmente cuándo fueron pero están atrás y lejos. Las pocas loncherías auténticas que quedan en la ciudad cumplen esa función tan necesaria para el espíritu que es sentir que algunas cosas no han cambiado. Lo que las distingue de otros restaurantes informales es su antigüedad, desde luego (al menos un par de décadas), pero también sus muebles –sillas o cabinas cómodas, a menudo forradas de piel sintética–, su sazón y su atmósfera.
En las loncherías generalmente preparan tortas y tacos, y el servicio comienza desde la hora del almuerzo y termina a la hora de la merienda. Con tantos negocios abriendo y cerrando, las loncherías son una oportunidad para ver cuáles son las cosas que sobreviven y por qué lo hacen: porque todo es sencillo y está bien hecho. La siguiente lista es una continuación de la primera parte de loncherías clásicas que nos encantan y que recomendamos mucho ir a probar. Ayudemos a que no desaparezcan.
1. Lonchería El Recuerdo
Esta lonchería también cumple con todo: autenticidad, tradición y sabor. Y además, como la nostalgia implícita en su nombre, el color verde turquesa lo toca todo: mesas, sillas, saleros y paredes. Los dos señores que atienden son los mismos que abrieron en negocio, los mismos que han estado ahí desde que inició.
El Recuerdo se distingue por su variedad de tortas, puedes encontrar clásicas como de milanesa, huevo, jamón, chorizo, milanesa y su especialidad que es la de pierna al horno. Las flautas de pollo y el caldo para acompañar también son muy ricos. Recomendamos acompañar tu torta con un tepache.
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2. Cafeteria Trevi
Las letras neón, como linternas rojas, que señalan que el lugar está abierto llaman la atención al instante. Con un ambiente entre clásico y retro este lugar invita a no quedarse mirando detrás del cristal. La nostalgia grita: pase. Y es que entrar a este lugar es como retroceder en el tiempo. El ambiente nos hace sentir que estamos comiendo en el Centro Histórico de varias décadas atrás.
Aquí puedes escuchar “La hora de los Beatles” mientras desayunas unos molletes con pollo deshebrado marinado en mole o embarrados de mantequilla. El menú es variado, a pesar de su obvia naturaleza mexicana puedes encontrar comida italiana como la lasagna que es servida en el mismo recipiente donde se cocinó. Si lo que uno busca es un espacio fuera del ajetreo del centro para leer y desayunar o comer, esta lonchería es el lugar ideal.
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3. Café Gran Premio
Esta cafetería (más que lonchería) podría parecer un colado en la lista, pero no lo es. Su decoración e historia lo convierten en una excepción. Y es que no todas las loncherías deben vender tortas. Una lonchería también es un lugar donde puedes ir a comer deliciosos platillos a bajo precio y sin pretensión alguna. En la carta puedes encontrar molletes (los favoritos), cuernitos o tamales, todos con un sabor especial.
Este lugar que inauguró en 1965 ha sido el favorito de muchos capitalinos desde hace años. El fotoperiodista Julio Mayo, por ejemplo pasó ahí muchos de sus días acompañado de sus amigos y un café exprés. Tras una larga relación del fotoperiodista con el lugar, el Gran Premio materializó a Mayo en un café: espresso cortado con crema. Lo recomendamos ampliamente. En este lugar el tiempo pasa lento y por lo mismo querrás quedarte ahí todo el día para escapar de toda responsabilidad.
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4. Lonchería la Vasconia
Esta lonchería es la extensión de una de las panaderías más antiguas de la ciudad: La Vasconia. Con esta panificadora al lado, la lonchería se convierte en una lugar tranquilo en el que uno puede disfrutar las delicias que venden al lado como la gran variedad de postres. Además del paquete de pollo rostizado con ensalada y papas. Vale la pena que revises su menú, pues tienen otro tipo de alimentos preparados con pan que podrás disfrutar si necesitas un desayuno bastante práctico. Pero por lo que es realmente conocida esta lonchería es por su torta Vasconia. Un lugar con servicio rápido y comida deliciosa.
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