Cuando algo nos provoca gusto y placer, compartirlo es un gesto entrañable. Así es como estas maravillosas catas de té –que suceden en un rincón de la ciudad– existen: por el puro gusto que Marisol, su anfitriona, encuentra en este ritual, porque el que sabe sabe que el té no es sólo una bebida. Estas catas de té caseras son un espacio para compartir esta bebida y los pequeños placeres que conlleva; un convite de lo ordinario.

Aunque el programa siempre cambia, normalmente prueban entre 4 y 6 tipos de infusión y lo acompañan con pequeños manjares dulces y salados. En su casa, los sábados de 5 a 8, todo se trata del ritual del té; la cata no consta solamente de probarlos, también de conversar sobre la camellia sinensis (la planta tan conocida como enigmática); sobre sus transformaciones en distintos tipos de té, sus leyendas y su historia. También se revisan  las preparaciones y utensilios que guardan toda la tradición del elxir.

Además, Marisol tiene un blog donde publica las invitaciones y artículos recomendadísimos en torno al té. En su blog señala:

No más, pero tampoco menos: todo lo que pasa en medio, la sensación de hundir la nariz en el cuenco humeante, escuchar el crujir de las hebras y saborear las últimas gotas en el fondo de la porcelana, son las pequeñas cosas que hacen que la cata sea una experiencia agradable para la gente a la que, como a mí, le gusta viajar, conocer, leer.

Si eres alguien que, como ella, quiere compartir con quienes aún encuentran magia en los rituales, envíale un correo a [email protected]. La sesión cuesta $350 pesos por persona, son de 5 a 8 los sábados y la invitación está abierta al público.