La Santa María la Ribera aún es una colonia de caminar tranquilo. De noche las calles todavía se recorren sin ruido, y además de las cantinas, los lugares para el devenir nocturno, todavía son (afortunadamente) pocos. La Sabina es una de esas cuantas excepciones que uno agradece. Está en una casona enorme de 1908 y tiene un patio de mesitas tranquilas, una terraza, jazz ocasional, cocteles y comida.
Hace un año y medio que La Sabina llegó a la colonia. Ahí la casa tiene servicio de restaurante en la planta baja, el patio y la terraza, y en la planta alta –al final de unas escaleras de pura madera– está un espacio que a veces es galería y a veces bazar; a veces lugar de eventos privados y a veces de fiestas. El lugar es grande y lugar para imaginar proyectos sobra, así que las dueñas están abiertas a propuestas y colaboraciones.
De martes a domingo, en el patio arbolado de La Sabina uno puede pedir cocteles de destilados mexicanos (mezcal, tequila, Pox, raicilla, sotol, ginebra mexicana…) taquitos dorados de pato, aguachile de Rib Eye, ensalada de betabel rostizado o una tortita de costilla, entre otras cosas. También pizzas; el restaurante tiene su propio horno de leña y además, los martes y miércoles todas las pizzas están al 2×1.
Cuando nosotros los visitamos probamos un ceviche de cecina, picoso y cítrico; Rib Eye en mole de higos con puré de plátano macho; pizza de queso de cabra, mozzarella y parmesano (ligerísima) y un coctel llamado Magnolia: ginebra Diega (producción mexicana), cardamomo con romero, toronja y quinoa.
Pronto tendrán brunch las mañanas de los fines de semana y promociones del 2×1 en coctelería. Generalmente, anuncian los eventos especiales a través de sus redes sociales, como la invitación a la inauguración de su nueva terraza, el 29 de marzo.
Para pasar un rato tranquilo en un patio lleno de árboles y música bajita, La Sabina es una gran opción.
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