Hace dos meses, en la Condesa abrió un lugar que abraza la autenticidad de la comida española para traerla a México. En La cocina del Bizco se permiten los domingos de vermut de la casa, los miércoles de gildas o los viernes de jamón ibérico. Cada producto del menú está cuidadosamente seleccionado para ofrecer al comensal un escape del bullicio que a menudo se arma en la avenida Nuevo León.
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En realidad, no es fácil entrar a La cocina del bizco. Desde su apertura que la fila para obtener una mesa, o ya de perdida un lugar en la barra, no baja de dos o tres horas. Imposible ir de jueves a sábados. Ahora bien, ¿cuál fue nuestro secreto? Llegamos un domingo a la hora que abren: a la 1 de la tarde, puntuales. Sin muchas exigencias, nos arrinconamos en la barra y comenzamos a pedir. Dos guildas: una tradicional, otra bizca, pan tomate; y una sangría española, una especie de clericot sin esa dulzura un tanto molesta. Una advertencia: los sabores de la comida son fuertes, así que si no eres fan del vinagre o la salmuera, quizá este no sea tu lugar favorito.
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Muy pronto, nos sentimos cautivados por la estética del lugar: mosaicos blanco con rojos, latas detrás de la barra, botellas de vino detrás de las mesas, en la pared izquierda. Hay televisores en cada esquina que no son indiferentes a los eventos de ocasión: ese día estaba puesto el Gran Premio de México, y varios aficionados ya habían empezado a picar jamón, tortilla española, boquerones y pan tomate para ver a los pilotos dar sus 71 vueltas por el Autódromo Hermanos Rodríguez.
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El menú es extensísimo y sin tanto esmero. Se trata de hojas impresas con los platillos, el costo y el logo del lugar. No las contamos pero podemos fácilmente suponer que son tantito más de diez. Los comensales pueden elegir entre diversas latas (anchoas, boquerones o un matrimonio entre ellas dos) acompañados de pan tomate como entrada. Luego, “para comer de verdad”, hay una variedad bastante grande de platos fuertes: desde pimientos de padrón fritos o patatas bravas, quizá lo único para vegetarianos, hasta morcilla tipo burgos, arroz meloso con distintos tipos de carne, pulpo a la gallega, entre otros platos así de sofisticados.
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Las bebidas son un caso aparte: cuando la sangría se terminó, pedimos un martini bizco. Hecho con Yzaguirre blanco, Chartreuse verde, limón amarillo, este trago es todo lo que necesitas para un domingo sin bajón. Además, hay coctelería de la casa que incluye tragos hechos con tequila (Madre mía) o con gin (Campfire). Sin embargo, lo que vale la pena probar en La cocina del bizco es su vermut de la casa: Yzaguirre rojo de grifo. Hay, por supuesto, una amplia selección, cuyos precios oscilan entre los 85 pesos hasta los 275.
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Si aún te queda espacio para el postre, muchas veces olvidado entre tantas opciones para comer delicioso, lo mejor que hay en La Cocina del Bizco es la tarta vasca. Este cheesecake quemado, como también se le conoce, es suave, cremoso y generalmente no tan dulce, lo que contrarresta todo lo que puedas pensar de un postre. Se acompaña muy bien con el vermut de la casa o con cualquier vino tinto. Hace varios días que abandonamos aquel restaurante y esa tarta sigue en nuestra mente.
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Con todo lo que tiene, también hay latas y jamón serrano o ibérico para llevar, por si tienes algún evento o tu antojo lo quieres saciar en casa. Eso sí, los precios de La Cocina del Bizco son bastante elevados, así que no es un lugar al que puedas ir cada semana; sin embargo, es mejor reservarlo para ocasiones especiales. Y así es mejor.
Martes a domingo | 1:00 a 11:00 pm
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