La Juárez ya demostró ser una de las tierras más fértiles para nuevos proyectos gastronómicos y para experimentos modernos. A esto se suma Helena, un restaurante bonito y rico de la chef Liliana Ojeda. Muchos de los platillos en su menú son una reinterpretación de la cocina mexicana, caribeña, asiática y medio oriental y se prepara con ingredientes locales, elegidos a mano para obtener sabores similares a los de los platillos extranjeros en los que está inspirada cada receta.
Al igual que su menú, Helena tiene un aire tropical. La decoración estuvo a cargo de Studio Arqs quienes trataron los enormes arcos de los muros con un acabado especial llamado chukum (la resina de un árbol que crece en la Península de Yucatán que los mayas utilizaban para aplanar los muros de sus palacios y templos). De los arcos cuelgan unas cortinas de henequén, yute y bambú tejidas por artesanos mexicanos. Durante el día, el comedor de Helena tiene iluminación natural gracias al enorme tragaluz que está en el techo.
La comida en Helena
Una buena parte del menú de Helena está inspirada en la cocina asiática, caribeña y medio oriental, especialmente de Indonesia, donde la chef Liliana Ojeda vivió una temporada y aprendió a preparar sus platillos más representativos. Por supuesto, hay ingredientes indonesios que uno no encuentra en México, así que los platos tienen un toque de experimentación con ingredientes mexicanos. El saté de pollo, por ejemplo, es una brocheta de pollo al grill bañado en una salsa de cacahuate y curry. Originalmente lleva una especie de chile thai conocido como “ojo de pájaro” pero Liliana lo sustituye con chile piquín y dice que el sabor no cambia mucho.
Otro plato que adaptaron –y recomendamos mucho– es la tártara de papaya, una mezcla de papaya ahumada, aceite de coco, jengibre, chile jalapeño y chips de espinaca. La tártara es dulce, salada y un poquito ahumada. Por otro lado, quienes lleguen a Helena con mucha hambre pueden pedir el plato Helena: una tabla con langostino, pulpo al carbón, elotitos baby, brochetas de boquerones, camarones jumbo al sambal –salsa asiática de varios chiles y pimientos– y tzatziki, una salsa con base de yogurt muy rica.
La barra de Helena
Como Helena funciona como restaurante-bar, una vez cerrada la cocina (a partir de las 11) hay tacos. Quizá los mejores en la carta nocturna son sus tacos árabes: porkbelly al carbón, cebollas caramelizadas y jocoque casero servido en pan pita también hecho en el restaurante. De su menú de coctelería probamos el Chukum –nuestro favorito–, una combinación de ponche de ron, maracuyá, guayaba y piña que marida muy bien con cualquier platillo del menú. Para los días calurosos –que no tardan en llegar– recomendamos el Ba-Laam que tiene una reducción de jamaica bastante fresca. Sin importar la hora, uno siempre puede ir a Helena para comer y beber muy rico. Vayan a probarlo.
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