En El Mesón Taurino casi todos los comensales son hombres, de las paredes cuelgan motivos taurinos y los platillos, de vocación carnívora, se sirven igualito que hace 50 años. En sus dos sucursales, una en el Centro de Azcapotzalco, otra en Revolución, los tacos son la especialidad  (y un lugar para quedarse). Allí uno va por el caldo chintololo, la gaonera, de carne jugosa, tortilla gordita y las dos salsas que pican. En El Mesón Taurino se come bien.

Cómo comenzó todo

Juan Hernández se curtió desde muy niño en el oficio del tablajero. Un oficio viejo y una palabra también vieja. En algún momento decidió abrir su propia carnicería; compró las tablas, los cuchillos, las vitrinas, pero el negocio no jaló, y las deudas se amontonaron. Entonces, bajo un toldo en una banqueta de Azcapotzalco, él y su esposa (quien tenía un sazón envidiable) se dedicaron a vender quesadillas. Su puesto se volvió tan popular que al poco tiempo abrieron una fonda que hasta hace unos fue muy querida en el barrio. La Josefina, se llamaba. El éxito permitió que a los pocos años, el Sr. Hernández volviera al golpeteo del cuchillo sobre la carne, pero esta vez como taquero: El Mesón Taurino abrió sus puertas hace 56 años en el Centro de Azcapotzalco y hoy, gracias a sus hijos y nietos, sigue fiel al sazón y servicio de aquel entonces.

Gaonera y taco de suadero.

En El Mesón Taurino inventaron el caldo chintololo y la gaonera –otros dirán que fue en El Califa de León (y con justa razón, pues son los mismos dueños)–. La gaonera, que la mayoría ya conocemos, es un taco de filete, la parte más codiciada de la res. El filete lo aplanan un poco, le untan manteca de cerdo y lo ponen a la plancha. Lo terminan con sal de grano y unas pocas gotas de limón. El Sr. Hernández preparó la gaonera por primera vez para una reunión que organizó el torero Rodolfo Gaona. A todos les encantó y decidió meterla a la carta de Mesón Taurino. Lo demás es historia.

Caldo chintololo.

En la carta de El Mesón Taurino Azcapotzalco sólo ofrecen los clásicos tacos de gaonera, suadero, tripa, moronga, costilla, chuleta y bistec. Y caldo chintololo, que sólo sirven los fines de semana: caldo de res espeso y muy caliente que lleva garbanzo y sabe a chiles ahumados. Una delicia. El Mesón Taurino hace un suadero muy especial, quizás el único lugar donde este taco no da sospecha: lo hacen con los pedazos de filete que no completan una gaonera. Por ello, los tronchos de carne son más grandes de lo normal.

El suadero recomendamos comerlo con salsa verde, de chile cuaresmeño crudo, tomate verde y encima cebolla y cilantro. La otra salsa, la roja, es de chile cuaresmeño asado y jitomate. Ambas son recetas originales.

En la sucursal de Revolución, que abrieron hace 25 años, la carta es más extensa. Ademas de lo clásico hay chicharrón, ensaladas, antojitos y un queso fundido de verdad extraordinario, doradito por fuera, completamente derretido por dentro y tan caliente que hace espuma.

En El Mesón Taurino de Revolución, al menos Guillermo, el capitan de meseros, María, la tortillera, y Francisco, el parrillero, están allí desde el día que abrió sus puertas. El servicio y el sazón manifiestan toda la historia y tradición del restaurante. Aquí están los platillos por los que uno regresa toda la vida.

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