La hamburguesería El Gnomo es un clásico del sur. Con más de 40 años de vida es un favorito de los alumnos y los exalumnos de la UNAM, porque queda cerca de CU y es muy rico. Lo fundó una pareja (ella de los Altos de Jalisco y él de Chiapas) que tenía una afición especial por el estilo alemán, y le pusieron “El Gnomo” por lo pequeño y curioso del local. Todo es de madera y hay espacios tan chiquitos allí dentro, especialmente en el tapanco, en el que literalmente sólo un gnomo podría mantenerse erguido.
Aunque la hamburguesa está rica, no esperes grandes sorpresas. Aquí no han llegado todavía los ingredientes contemporáneos de moda como la carne de cordero, el queso gouda o las cebollas caramelizadas. Al contrario, el Gnomo se ha mantenido fiel a su receta original de hace más de tres décadas usando los ingredientes clásicos de toda la vida, cómo el bimbollo Bimbo y el queso amarillo Kraft. Cómo dice Burguerman “es una hamburguesa competente, pero parece que la hizo tu tía en su casa”. Lo que sí es memorable son las calabacitas empanizadas que vienen como guarnición de la hamburguesa Súper Gnomo. Si les pones el aderezo de queso azul –que viene incluido en el paquete– conocerás el paraíso en la tierra. Y las pápas hechas en casa (no congeladas) también saben a gloria.
Menú y porciones en El Gnomo
Las porciones son bastante considerables. Por 180 pesos, el combo Super Gnomo incluye hamburguesa con queso, tocino y salsa gnomo (que es como mil islas con pepinillos), calabacitas empanizadas, papas fritas, una ensalada de lechuga iceberg y jitomate y el aderezo de queso azul. La hamburguesa Gnomo es igual pero sin el plus de las calabacitas.
Y si tienes antojo de otra cosa, para empezar puedes pedir un caldo tlalpeño u otra sopa, o una ensalada. También hay otras opciones de plato fuerte cómo hot dogs, enchiladas, molletes, sincronizadas, sándwiches, tortas y papas rellenas. Todo lo necesario para que un estudiante coma feliz.
Otras razones para ir son: el servicio eficiente y agradable, el lugar limpio y los precios accesibles. Da gusto que una hamburguesería pequeña, de dueños mexicanos y que no tiene franquicias, haya logrado sobrevivir (al igual que Mr. Kelly’s)a la invasión de cadenas extranjeras de comida rápida que vivimos en las últimas tres décadas. Por último, es importante señalar que no aceptan tarjetas de crédito, que los fines de semana a mediodía hay fila de espera y que no tienen estacionamiento.