En la banqueta de la calle Parque España y Juan Escutia está Jared preparando las deliciosas costras de miércoles a sábado a partir de las 9 de la noche. Las Costras El Conde son un pequeño puesto cerca de la zona de antros de la Condesa, y están diseñadas para clientes que quieren bajar su nivel de alcohol y pasar una buena noche.

En el carrito sirven costras: tortilla con queso derretido y doradito encima, rellenas con la carne que quieras o con champiñones y algo más de queso. ¿Alguna vez es suficiente queso?

salsa en las costras

mucho queso

Las costras El Conde empezaron en 2011 en la calle Nuevo León con un carrito muy austero, pero se volvieron muy famosas de boca en boca y ahora muchísima la gente los busca saliendo del bar.

Jesús, uno de los dueños,  nos platicó que en Puebla la gente se come la costra de queso sin tortilla , pero cuando  llegaron a la la ciudad la gente no se animaba a comérsela con los dedos, así que le añadieron la tortilla y fue un éxito. Su nombre, El Conde, viene del ingenio del papá del dueño que quería ponerle a su hijo Jesús Barón Conde. Su madre no lo permitió pero, ahora por eso las costras llevan su título nobiliario.

Menú de Costras El Conde

Costras El Conde Costras El Conde

Costras El Conde

Las costras pueden ir rellenas de bistec, camarón, arrachera, champiñones, cortes New York y y costilla. La de camarón lleva salsa italiana, cebolla y  especias. La de arrachera la hacen al carbón y el bistec viene marinado. Puedes acompañar la costra con frijol, papa, nopal, cebolla o  piña, y agregarle una de las 3 salsas: habanero (sino comes picante, te hace llorar), chile de árbol con tomate o guacamole (sin picante), especial para extranjeros, que hay muchos.

El carrito de Las Costras el Conde se va hasta las 5 de la mañana, así que no solo los comensales de los restaurantes cercanos, si no también los meseros cuando acaban turno pasan a comerse una costra con Jared.

Además de este carrito, los dueños tienen el local COSTRAS de la San Rafael, que avala que los ingredientes sean de buena calidad, y es igual una delicia. No hay duda que es su exquisito sazón es lo que se graba en el paladar de los noctámbulos de Ciudad de México, que cada fin de semana los visitan para cerrar con broche de oro sus madrugadas.

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