La música de Jean Luc Guionnet es como un ensayo, va a tientas buscando su camino. Él mismo la llama “una forma para ensayar la realidad”. Es exploración y es experimento, y su medio es el sonido; con el órgano y saxofón –sus instrumentos consentidos– Jean Luc explora y trata de darle sentido, dice, “a ideas teóricas, como por ejemplo, ¿qúe es un rumor?”
Su primera escuela fue fuera de la música. Estudió artes visuales y filosofía en la Sorbona de París y también dibuja. Después estudió formalmente música electroacústica en los conservatorios de Boulogne y Pantin, y con el compositor Iannis Xenakis.
Casi siempre en colaboración con algún amigo (André Almuro, Éric Cordier, Éric La Casa, Pascal Battus o Seijiro Murayama), Guionnet parte de temas que le preocupan y de elementos que le dan dirección a su obra: el grosor del aire, el instrumento considerado como un autómata, el álgebra de la escucha, el sonido como firma del espacio. Cada una de sus piezas son un ensayo de la realidad, un intento de hacer relaciones o entender los espacios, tanto para él –que lo ejecuta– como para quien lo escucha.
Es un ensayo en donde la experiencia define una nueva distribución del cuerpo completo, localizado en un ambiente desconocido y puramente físico. Creo que mientras presento mis piezas, uno es capaz de pensar, hacer relaciones o entender los espacios.
Jean-Luc Guionnet en las sesiones de Umbral es una declaración más de la intención de este proyecto por presentar músicos e iniciativas que empujen los límites de las clasificaciones; de abrir preguntas en torno al arte sonoro, la música tradicional, experimental, la partitura, acción, etc. Si te gusta el sonido –en sus distintas formas–, no te lo quieres perder. Te dejamos aquí una pieza importante en su carrera.
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