En la calle de Cracovia, en San Ángel, hay una casa enorme donde todo el día se escucha swing y toda la noche se practica circo y se baila Lindy Hop. Entrar es como cambiar de época y adentrarte en la intimidad ajena, pero nada ahí te hará sentir como un extraño.

El proyecto fue creado por las hermanas Andrea y Paola Avilés, quienes, a su regreso de Alemania –donde conocieron y tomaron clases de swing y circo, respectivamente­–, quedaron como hechizadas por los géneros y abrieron Cracovia 32. Pero ni el circo ni el swing son elementos aislados. Todo: la casa, el patio, la iluminación, los vestidos, zapatos y peinados de la gente que vive o que pasa por allí son una retrovisión a los años veinte.

cracovia

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Desde hace más de 4 años, la casa de Cracovia está abierta a todo aquel que quiera ser parte del colectivo, aprender a bailar Lindy Hop, practicar las vertientes del circo contemporáneo o incluso solo ir a ver a las hermanas bailar, que es un agasajo en sí mismo. En el patio, que es donde ocurren los bailes y demás shows, hay mesitas para tomar una cerveza o comer algo de lo que preparan allí.

Además, todas las mañanas, tardes y noches se realizan talleres regulares (danza aérea, danza contemporánea, magia, malabares, swing), presentaciones, varietés, proyecciones y pláticas abiertas a la comunidad, y ahora están implementando actividades ecológicas, como la cosecha de vegetales y el cultivo de plantas en la azotea.

Mira a Andrea y Tim Collins, también director de Cracovia, mostrar el “paso de la semana”:

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