Lo que hace Yves Tumor es especial. No es que digamos que su trabajo es inclasificable, pero intentar encajarlo en una categoría resulta aburrido e injusto para las ambiciones sonoras del artista. Su música puede pasar por momentos etéreos, texturizados y cercanos estéticamente a un neo/new-age, PERO no es ambient. Hay que escuchar “Limerence”, track que apareció en Mono No Aware, la recopilación ambient del sello alemán PAN.

Yves Tumor también ha sido sexy, cadencioso, jazzy y escurridizo, mas su música definitivamente se no es rhythm & blues. Aunque por favor escuchen “The feeling when you walk away” de su primer álbum, Serpent Music, también publicado por PAN.

Safe in the hands of Love, su nuevísimo álbum en WARP records, ha roto las distancias que la prensa guarda entre la música popular y la música de nicho. Su música –o la prensa– han hecho que públicos poco afectos a la innovación rítmica y sonora se acerquen a él. Sitios como Pitchfork le han dado reseñas extensas y calificaciones que antes solo lograban los grandes hitazos comerciales.

De igual forma, medios especializados como FACT o The Wire no se han resistido a los encantos de Tumor. En esta nueva producción hay más centelleo pop en cuanto a estructura de canción. Pero musicalmente Yves Tumor es fiel a su cambiante esencia. No existe línea sonora como tal, lo heterogéneo es lo él. Tenemos intensos drones & break bits en “Economy of Freedom” (en colaboración con nuestros queridos Croatian Amor). Tenemos post dance floor en “Honesty” y pasajes esquizofrénicos en “Hope in Suffering” (feat. Pude Mary).

Yves Tumor te puede hacer bailar, espantar, o simplemente te puede tumbar en una esquina inmóvil.

Yves pertenece a una generación de artistas que han venido a romper todos los esquemas musicales de la segunda década de este siglo. A lado de gente como Dean Blunt o Dedekind Cut ha demostrado que incluso la música pop tampoco tiene reglas.

Entre lo andrógino, lo glam y lo abstracto, Yves Tumor es sin lugar a dudas de los artistas más propositivos (y divertidos) de los últimos años (guardando todas las proporciones posibles). Escuchar el día de hoy a Yves Tumor es lo más cercando que nuestra generación pueda tener a un año 1971 y escuchar a Bowie y su Hunky Dory.

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