No hace falta viajar demasiado lejos para encontrarse de frente con los misterios del mundo. El fondo marino preserva ecosistemas que funcionan con la precisión de una pieza de relojería y que pueden permanecer en secreto por milenios, ajenos a la curiosidad y la actividad humanas. El Cañón de Caprera, oculto en las profundidades del mar Mediterráneo, en las cercanías de Cerdeña, bien podría ser uno de esos tesoros: un valle submarino en el que la vida prolifera. Aún a tiempo para preservar su biodiversidad y su equilibrio exacto, los científicos de la One Ocean Foundation —con el apoyo de la iniciativa Perpetual Planet de Rolex— recaban información del sitio para conseguir su protección.
Ginevra Boldrocchi es investigadora de la Universidad de Insubria, de Como, Italia, y es también la bióloga marina a cargo de la coordinación de labores científicas de la One Ocean Foundation. Junto con su equipo, ha emprendido una serie de recorridos mensuales por el Cañón de Caprera con el fin de observar a detalle las dinámicas que ocurren en torno a este sitio que hoy se considera clave. Este sector marino ya había llamado la atención de la comunidad científica desde 2011, cuando los transectos (o recorridos en línea recta) realizados en exploraciones previas arrojaron la presencia de una variedad interesante de ballenas y delfines. “Tenemos siete de las ocho especies de cetáceos que vemos normalmente en el mar Mediterráneo”, relata Boldrocchi, y lo llamativo es que están presentes en una zona relativamente pequeña.
Tras más de una década de investigaciones en la región, el objetivo de visitar la región una vez al mes es observar qué especies habitan o transitan por este ecosistema, además de cómo y cuándo interactúan con él. Los cañones marinos suelen asociarse con una enorme biodiversidad, ya que las corrientes que recorren sus paredes remueven el agua rica en nutrientes que reposa en el lecho marino y la obligan a ascender a la superficie, lo que a su vez estimula la formación de plancton fotosintético y el crecimiento de algas en abundancia. Este caldo verde, fresco y nutritivo es irresistible para numerosas especies de animales.
Por eso, no resulta extraño que, en cada una de las visitas que Boldrocchi y su equipo han realizado en el último año y medio, siempre hayan avistado especies tan imponentes como el cachalote (el depredador más grande del mundo), el rorcual de aleta (el segundo animal más largo, sólo después de la ballena azul) o incluso ejemplares de foca monje, cuya presencia es prodigiosa, pues se trata de una especie que ha atravesado un serio peligro de extinción y que hoy, en las inmediaciones del Cañón de Caprera, comienza a aumentar en población.
Boldrocchi y su equipo viajan cargados de equipamiento científico que les permite, adicional a las exploraciones visuales, hacer lecturas del ADN ambiental, gracias a lo que partículas tan pequeñas como las células muertas de la piel pueden dar testimonio de la presencia de algún animal, incluso si ya se ha ido del lugar. Por eso se sabe, por ejemplo, que por ahí transita el ballenato de Cuvier, pese a que es una especie difícil de avistar por sus hábitos submarinos y cuya presencia en el Mediterráneo no está documentada.
El especialista en bioacústica Walter Zimmer, miembro del equipo de Boldrocchi, trabaja en el registro del audio durante las expediciones. Mientras la superficie quieta y silenciosa, turquesa y azul profundo, no muestra señales de vida, los hidrófonos recuperan los cantos de una vida abundante y ruidosa en la profundidad. Gracias al trabajo con sensores 3D y una capacidad de seis terabytes, Zimmer obtiene grabaciones de tres meses continuos, que permiten determinar el número de especies y su ubicación.
Más allá de lo emocionante que resulta descubrir los secretos que oculta el fondo marino, el trabajo de Boldrocchi nos recuerda que ni siquiera un oasis como éste está exento de los desafíos del presente: la captura accidental de especies, la colisión contra grandes barcos y la contaminación de las aguas son amenazas cotidianas. De ahí la importancia de recabar información sobre puntos clave, como el Cañón de Caprera, con celeridad.
El objetivo, claro, es poder crear conciencia sobre su conservación, pero no detenerse ahí. Desde sus inicios, en 2018, One Ocean Foundation tiene la misión de acelerar posibles soluciones para la protección del océano, fomenta una economía azul sostenible, apoya actividades educativas e impulsa la investigación. Para Boldrocchi esto se traduce en la protección de un lugar como el Cañón de Caprera, un nodo para muchas especies que lo utilizan para su alimentación. Si se consigue el nombramiento de Área Importante para los Mamíferos Marinos, por ejemplo, sería un enorme avance para regular o prohibir la pesca en la región. “Espero que se proteja el cañón —dice Ginevra Boldrocchi sobre este valle submarino a la vez maravilloso y vulnerable, aunque sin perder de vista el gran objetivo de One Ocean Foundation y de Perpetual Planet de Rolex— para avanzar un paso más en la protección del mar”.
Inspiración Verde es una serie de artículos desarrollados por Local.mx para mostrar proyectos medioambientales relevantes. En colaboración con la Iniciativa Perpetual Planet de Rolex, nuestro objetivo es generar conciencia, inspirar a nuevas generaciones e impulsar las buenas ideas que mejoran la vida en la tierra. Conoce más sobre estas Iniciativas en rolex.org. #Rolex #PerpetualPlanet #RolexAwards #InspiraciónVerde.