Probablemente no existe un mejor nombre que Midam (“historia bonita” en coreano) para llamarle a un restaurante como éste. Es un sitio de barbacoa coreana donde las mesas son grandes y están diseñadas para la conversación: son cómodas y la comida se comparte.
Daniel Lee, nacido en Corea, creó Midam como una nueva opción de comida coreana fuera de los restaurantes clásicos de la Juárez, de los cuales uno (no sabemos cuál) es de sus padres. En este proyecto Daniel quiso que la cocina coreana fuera mucho más sencilla para los comensales mexicanos, pues dice que en el restaurante de sus papás todo es muy tradicional y que ello pone distancia con los capitalinos. Daniel incorporó, por ejemplo, salsas picantes para tropicalizar un poco la comida coreana y adaptarla a nuestro gusto.
La primera diferencia entre la cocina coreana y la mexicana es que nadie tiene un plato individual. Claro, en Midam cada uno tiene un juego de palillos, plato y cuchara (si es necesaria), pero toda la comida va al centro de la mesa, alrededor del asador que siempre debe estar prendido. La segunda diferencia es que uno debe usar tijeras en lugar de cuchillos para cortar la carne. Pero lo similar es que los cortes también se comen en “tacos”, sólo que las tortillas coreanas son hojas de lechuga donde, además de la carne, va arroz frito, kimchi y papitas agridulces. Prueben el tocino de cerdo.
De tomar recomendamos ChomChorom, un licor fuerte de arroz con un toque de uvas verdes que resalta el sabor de cada elemento dentro del “taco” coreano. En el menú de Midam no hay una sección de postres, pero con los mochis (bolitas de helado cubiertas con pasta de arroz) es suficiente, y todavía más rico si se acompaña con un té de raíz de bardana que, por cierto, no es fácil de encontrar en la ciudad.
Algo importante de considerar es que en la cocina coreana no hay botanas; sirven arroz y sopas pero todo es para compartir. Todos lo que sirven en Midam es para compartir al menos entre tres personas.
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