El restaurante-marisquería Boca del Río es como una perla preciosa oculta en una ostra gigante. Al costado de una ruidosa avenida y rodeada de puestos ambulantes que ocultan su fachada, esta joya marina lleva incrustada en la Ribera de San Cosme por casi 80 años. Además de servir exquisita comida y de dar excelente servicio, el ambiente y la decoración de antaño son perfectos para un set de película. Y es que Boca del Río pertenece a una generación de restaurantes de pescados y mariscos que ya no existen; como la hoy desaparecida Marinera en Avenida Chapultepec donde íbamos los domingos con la familia a comer ostiones en su concha, almejas vivas o un coctel de callo de hacha.
Para nuestra fortuna, Boca del Río ha sobrevivido a las contingencias del tiempo y se ha mantenido sin remodelación alguna. Desde que entras te sientes en otra época: las dimensiones y la sobriedad del gran salón, las cajas de luz que iluminan el espacio, el diseño vintage de los muebles, las fotos viejitas de los dueños, el enorme cuadro al óleo al estilo de cine de oro mexicano, los uniformes amarillos de las meseras… Todo, absolutamente todo, pertenece al ayer. Porque aquí no sólo se viene a degustar la comida, sino también a empaparse de la nostalgia por el México que se fue. Incluso puedes disfrutar de un son jarocho interpretado en vivo por dos jóvenes vestidos de sombrero, paliacate y guayabera con arpa y jarana en mano mientras te comes un coctel de camarones.
Cuenta la historia que los dueños de Boca del Río, el Sr. Paulino Castillo y su esposa Carmen Contreras, empezaron vendiendo platillos de mar en un puesto ambulante en Tepito. Después de un accidentado inicio y de varios cambios de domicilio, la pareja abrió el restaurante en su actual ubicación, con dos pisos y con espacio para más de 800 comensales. Lamentablemente hace algunos años murió el Sr. Paulino y el 2 de diciembre pasado también falleció su esposa. Ahora los hijos heredaron el negocio.
En lo que respecta a la comida, recomendamos empezar con las deliciosas quesadillas de camarón, jaiba o cazón con un poco de la exquisita salsa casera que está sobre la mesa. También vale la pena probar el coctel vuelve a la vida y la sopa de mariscos. Ya como plato fuerte puedes escoger entre un salmón a las brasas o un filete empapelado. Nada más asegúrate de pedir un pescado de mar, para que no acabes consumiendo un pescado mediocre de criadero como la tilapia. Y para cerrar tienen un carrito de postres bastante atractivo. Además, todos los platillos están decorados con amor, los precios son accesibles y el servicio es excelente; los meseros son muy atentos y cordiales.
Si quieres comerte un delicioso coctel vuelve a la vida acompañado por música en vivo mientras sueñas con tu próxima vacación en la playa, no dejes de ir a Boca del Río.
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