Dicen que caminar es una de las mejores formas para conocer y descubrir una ciudad. En los ‘ires y venires’ en los alrededores del centro, en la colonia Guerrero, nos encontramos con la calle Violeta. Y Violeta está pintada de violeta. Una iniciativa vecinal escogió ese tono –y sus variantes– para revestir su barrio como un eterno florecer de jacarandas en una de las colonias más antiguas, más impenetrables para el “turista”, más áridas en sus paisajes y repleta de concreto… que ahora es violeta.