PICS x Local, en colaboración con la Plataforma de Imágenes Contemporáneas, hace una selección de portafolios de fotógrafos emergentes en México. Creemos que los presentados en esta serie son indispensables para la escena actual y futura del país.

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Reynel Ortiz es maestro en Artes por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. En el 2012 cursó una movilidad escolar en el Instituto Universitario Nacional del Arte, en Buenos Aires, Argentina. Ha participado en exposiciones como Todo por ver, en el Foto Museo Cuatro Caminos, CDMX y Después del Edén, en La Tallera Siqueiros en Cuernavaca, ambas en 2015. Becario del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico de Morelos en las disciplinas Instalación (2014) y Fotografía (2007). Segundo lugar en la categoría Técnicas Alternativas del Festival Internacional de la Imagen 4ta. edición 2014. Seleccionado en las Sesiones de Críticas de Portafolio a cargo de Jorge Macchi en el MUAC, 2014. Ganador de la beca Adidas Border 3era. Edición, 2013. Seleccionado en la 6ta. Bienal Internacional de Arte Visual Universitario, 2013. Seleccionado en la Revisión de Portafolios del MUAC, 2013. Seleccionado en Art Room Talent 3era. edición, 2013. Tercer lugar en la categoría Fotografía de la 2da. Edición del Festival Internacional de la Imagen 2012 en Pachuca Hidalgo. Mención honorífica en la 5ta. Bienal de Artes Visuales Miradas 2012, en Tijuana B.C. Ha colaborado en la revista Código 06140. Actualmente es profesor de la Licenciatura en Artes en la UAEM.

Insular es un proyecto articulado a partir de video, fotografía de autor así como imágenes de archivo y testimonios orales y escritos sobre un territorio insular marginado, con una población reducida debido al alto índice de migración. La historia de la isla se mezcla con las vivencias de una familia, generando un testimonio sobre la doble condición de aislamiento de los isleños: viven alejados del continente, recluidos por el agua, y además, poseen un carácter introspectivo, solitario, que heredaron de sus antepasados. Esta condición de aislamiento fue lo único que no pudo dejar atrás el último descendiente de la familia cuando abandonó la isla para adentrarse en la ciudad.  La isla, que en su época de esplendor tuvo 4 mil habitantes, actualmente es el hogar de 120 personas que sobreviven entre las ruinas de las construcciones que contrastan con la exuberancia de la naturaleza que reclama su espacio. No hay aguas cristalinas ni arenas blancas que atraigan al turismo, tan solo el silencio imponente que se interrumpe si uno se acerca a las orillas y escucha chocar contra las rocas las aguas oscuras del Río de la Plata.

 

 

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