Es inusual que sobre una avenida tan transitada, tan ruidosa, uno encuentre un sitio donde pasarla bien. Y es que entre cláxones y tráileres pasando a toda velocidad, Cutre se erige como un bar de ostras que refugia a quienes se niegan a dejar ir el verano, esa temporada para disfrutar de una ciudad extrañamente vacía. Con una fachada de color negro y un interior a poca luz, es inevitable que capte nuestra atención. Pero, una vez dentro del lugar, la luz cálida y las mesas altas nos hicieron sentir cerquita del mar.


Visitamos Cutre un jueves como cualquier otro. Para nuestra sorpresa, alcanzamos la promoción del día: 3×2 en todas las ostras, de 15 a 18 hrs. Probamos las ostras a la Rockefeller, al ajillo y la rasurada. Todas estuvieron increíbles. Otras opciones incluyen frutas, al natural y estilo mar y tierra. Si no eres fanático de las conchas, también hay sándwiches como el po-boy de camarones y tostas de jamón serrano, de sobrasada y de salmón ahumado. O bien, si prefieres compartir algunos alimentos, también hay croquetas de camarón y una tabla de quesos. Como cualquier ostionería que se respete, tienen dos salsas de la casa, dispuestas en goteros para servirse a conciencia. La primera es de habanero, y no pica tanto; la segunda, a base de jamaica, pica y con ganas.


Además de la comida hay una extensa oferta de bebidas con y sin alcohol. Entre clásicos y tragos con el sello Cutre, nos llamó la atención uno llamado Kinky Nasty. Se trata de una suerte de martini sucio pero hecho con un vino especial. Es ideal para aquellas personas que gustan de sabores fuertes. También cuentan con varios vinos tintos, rosados y blancos. Aunque el precio de la comida no es tan elevado, las bebidas oscilan entre 200 y 600 pesos.
En Cutre se come con las manos
Algo hay que decir sobre este bar de ostras: a diferencia de otros restaurantes del estilo, en Cutre se come sin cubiertos. Una experiencia que no esperas de un lugar así y que genuinamente se agradece. Tiene sentido: el nombre Cutre viene, en sus propias palabras, de “todo aquello que sale de la norma, lo desalineado y lo informal”. De hecho, la decoración del lugar va por esa línea: stickers de curiosas conchas con ojos, una barra de concreto, paredes sin pintar, repisas de metal, cuadros blancos que resaltan con las lámparas que cuelgan del techo.

El concepto de Cutre es pasarla bien, entre tragos y buena comida (en porciones por lo regular pequeñas para probar de todo), sin pretensiones ni complejos. Apenas van a cumplir su primer aniversario, pero eso no les ha impedido divertirse. Por ejemplo, el pasado 7 de septiembre hicieron su primera noche mexicana. Hubo ostras en nogada, al pastor y a la mexicana.
Los aferrados del verano encontrarán en Cutre un lugar que los acerque tantito a la playa y a la brisa. Y aunque en esta ciudad llueva en las tardes, no querrán salir de este barecito de ostras en el que el calor parece acompañarnos siempre.


Cto. Interior 288, Cuauhtémoc
Miércoles y jueves | 3 pm – 10:30 pm
Viernes y sábados | 3 pm – 11:15 pm
Domingos | 12 – 7 pm