Tenemos buenas noticias: Topo Chico acaba de llegar a la ciudad. Esa agua mineral deliciosa que antes sólo se vendía en Monterrey (o hasta en Chicago) o en tiendas muy específicas, pronto estará en todos los negocios con su botella delgada y etiqueta vintage en amarillo y rojo.
¿Por qué nos emociona un agua mineral? Además de ser una de las marcas mexicanas más entrañables y antiguas –nació hace más de 120 años–, Topo Chico tiene una mezcla natural de minerales que le dan una burbuja más intensa. Por otro lado, hay quienes creen que tiene propiedades curativas. Una leyenda dice que la hija de Moctezuma, después de un largo viaje, bebió de las aguas del manantial del cerro del Topo Chico en San Bernabé, Nuevo León, y se curó de todos sus males.
A nosotros nos gusta porque tiene tantas burbujas que quita más la sed, y porque es un buen maridaje para muchos platillos, por ejemplo, el chef Gerardo Vázquez Lugo de Nicos, en colaboración con la sommelier Laura Santander, organizaron una ceviche de callo de hacha con cítricos, consomé aromático a la lima, hirasama en escabeche colorado (marinado con Topo Chico) y ante virreinal, todo acompañado con esta agua mineral. Y les quedó delicioso.
En mixología Topo Chico se defiende muy bien. No apaga el sabor del alcohol, sino que guarda un equilibrio bastante bueno. Muchos bartenders lo prefieren por sus burbujas abundantes que les permite usar una cantidad pequeña de agua mineral y no rebajar demasiado los tragos. Por todo esto estamos felices de su llegada. Queremos a Topo Chico (y nos gusta su nombre).
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