El Taller Tlamaxcalli, “la casa de los mil colores” o el archivo general de sueños y utopías es el último taller de juguetes en la ciudad, nos dice Álvaro Santillán, aka “Gepetto”, y Jazmín Juárez, quienes llevan más de 15 años en el oficio de hacer juguetes en este taller/tienda en la colonia Roma.
Ambos eran artesanos de Conaculta y, cuando se dieron cuenta que ya no había jugueteros en la ciudad, decidieron juntarse y comenzar a fabricarlos ellos mismos. Los juguetes que hacen van desde los típicos mexicanos, como luchadores, piñatas de picos, sirenas de tela, diablitos de papel maché, ruedas de la fortuna de madera, hasta los no tan típicos como futbolitos, superhéroes o marionetas de personajes fantásticos. Todos están hechos a mano con madera, lámina, latón y tela, y todo se fabrica allí mismo en el taller.
Desde luego, el Taller Tlamaxcalli, por más que tenga un buzón de sueños a la entrada y esté repleto de murales inspiradores para los niños, no es un negocio fácil. Pero su manera de competir, o al menos de limpiarse un lugar en medio de la reproducción masiva, es fabricando juguetes hermosos, 100 por ciento mexicanos. Entrar a la tienda es como viajar en el tiempo; cada uno de estos juguetes es un pequeño arquetipo de nuestra infancia en este país, y lo más honorable que podemos hacer a cambio es legarlo a los nuevos niños.
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