La Piccolina
8 de septiembre 2018
Por: Andrea Cinta

La Piccolina: una minitienda en la Condesa con producto artesanal, barato y buenísimo

La Piccolina, en Condesa, es una tienda de Chipilo para llenarse de quesos deliciosos, artesanales, sin un solo conservador o colorante, al estilo italiano.

Cerca de Puebla hay un pequeño lugar de inmigrantes italianos. Llegaron, como muchos extranjeros, durante el porfiriato para dedicarse al campo y la ganadería. Fundaron Chipilo en 1882 (a 10 km de Puebla) y se volvieron famosos por sus quesos deliciosos, artesanales, sin un solo conservador o colorante, al estilo italiano. Para comprar quesos y carnes de Chipilo en la ciudad está La Piccolina, una pequeña miscelánea con productos raros, como gouda con axiote o arándano, manchego madurado o un jamón de conejo con pimiento. Es una de nuestras tiendas preferidas de la Condesa.

Los dueños de La Piccolina, como otros habitantes de Chipilo, son italianos orgullosos que conservan los secretos de los quesos y las carnes. Fundaron la primera Piccolina en Puebla en 1990 y ya tienen más de diez sucursales. La de Condesa –primera en otra ciudad– es lugar pequeño y atiborrado de delicias.

De lácteos fantásticos de Chipilo tienen gouda, provolone, manchego madurado, queso gruyere y parmesano; toda una selección de quesos frescos con ingredientes como chipotle o epazote con jalapeño; panela, requesón, cabra y cotija. El camembert y el brie llegan de un rancho en Atlixco.

La Piccolina (pequeña consentida en italiano) vende también yogurt artesanal sin azúcar (recomendamos altamente el de nuez) y todo tipo de carnes. Desde lomo con pistache, a la parmesana o jamón de conejo con pimiento, hasta los clásicos jamón serrano o lomo embuchado (este en especial es picosito y muy bueno). Todo se vende a un precio más que justo, saltando las cadenas de los productos importados.

En Chipilo los habitantes hablan italiano y español; en los eventos oficiales se ponen las banderas de ambas naciones. No hay plaza, kiosco ni mercado. La iglesia es sencilla y tiene poco o nada del barroco poblano. Consumir y producir local es para ellos tradición imperturbable; con ese espíritu su tienda en la colonia Condesa tiene cosas de otros productores pequeños, mientras respeten la regla de oro: ser producto artesanal.

Al ir a La Piccolina uno se arriesga a salir al menos con una cosa. Un queso de cabra a $57 pesos, 100 gramos de jamón de pierna horneada por $19 o churros adictivos de nopal con chile por $35. También están las tostadas con ajonjolí y chile. Y vayan. Es un gran lugar.

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