Mariana Belemlinsky es ilustradora desde antes de saber que este oficio podía ser una profesión. Llegó a Ciudad de México como diseñadora gráfica y turista por un mes, la ciudad le hizo unos sarabases y abracadabras y la mujer se quedó a vivir para siempre. Se enamoró de los colores, de las frutas, de la taxonomía inagotable de los cactus y las sillas de nuestra urbanidad.

Mapana

Entrar a su departamento encandila. Las bondades lumínicas de un domo arbitrario y transparente que algún arquitecto inventó en la sala inundan la mesa llena de telas y papeles multicolores, de muestras y texturas. Todo esto empieza acá, dice con los acentos y los puntos bien marcados y nos arrastra hasta la computadora. Abre un archivo y la ciudad que la enamoró explota en la pantalla como si fueran fuegos artificiales. Alebrijes, flores, corazones, palabras en cursiva que en un santiamén cambia con el Wacom. Dibuja las palabras como si la miss se las hubiera enseñado así.Una vez que tiene el diseño, acomoda la página para impresión, se la manda por WeTransfer a un tal Titi y nos pregunta si la acompañamos al centro, pero ¿ahora? Vamos, es rápido, ya me tiene lista otra tanda.

Llegamos a Isabel la Católica 421 en la Obrera, locales 101 y 104 y nos recibe Titi de Publicidad 360. Aquí empieza la segunda parte del tour. Primero él le entrega a Mapana varios rollos de telas ya impresas. Cómo hacen para que todo ese color se quede ahí, metido entre las fibras como si hubieran nacido juntos, es trabajo de la máquina de sublimación. Tiene su propia habitación porque es enorme, una plancha cilíndrica que a 220 grados y con presión media durante cuarenta segundos transfiere los diseños de Mapana de un papel previamente impreso a la tela. El papel es especial para sublimar. La tela no puede ser de algodón, sí o sí necesita un porcentaje de poliéster para que funcione la sublimación. El resultado es excelente. Lo incómodo es tanta variedad.

Mapana Mapana

Hay para elegir entre unas diez telas diferentes, más porosas, menos brillantes, más suaves o más livianas. Las mascadas de Mapana son de Seda Fantasy por ejemplo, la opción más parecida al tacto a la seda pero apta para la sublimación. Es como estar en una juguetería para grandes, todo dan ganas de tocar, de probar o de mandar hacer.
Después viene la sala de las costuras. Aquí, ya con el producto recortado en el que será su tamaño final (hay 3 tamaños disponibles para humanos y 2 para mascotas), les hacen el dobladillo, dos veces, para que no se anden deshilachando. Titi controla todo el proceso paso a paso y Mapana, simpática y aniñada como se la ve por fuera, tiene en el dedo índice un coronel inflexible que no le deja pasar una boleada mal boleada a la cadena de montaje.

Mapana

Nos vamos y no sin ver las etiquetas. Aquí también las imprimen y las cosen según el manual de color que Mapana diseñó. Si la mascada es azul la etiqueta es rosa, si es amarilla la etiqueta es azul y así especificado para 9 combinaciones.

Para este punto ya queremos una de cada especie animal, color y tamaño, pero te dejan con las ganas porque no es punto de venta. Se venden en Bazar Fusión o desde la cuenta de Instagram @ilustra_mapana mandando un mensaje directo a la diseñadora. También en la isla que tiene productos para mascotas en Plaza Dakota 95 en colonia Nápoles (aquí obviamente sólo para mascotas).

MapanaMapanaMapana

 

También te puede interesar:

Macolen, la mini imprenta de riso que también es una miscelánea de ilustración

4 marcas nuevas de moda mexicana que ya nos tienen en su mano

¿Cuáles son las nuevas capitales de la moda? por Revista Travesías