Si el confinamiento es gris y estático, el color es el contrario inmediato: puro movimiento. El color es ese cambio difícil de ignorar. Tal vez por eso, aislados entre días que parecían repetirse en espirales infinitas, nos acercamos colectivamente al color para saber que algo, aunque fuera un mechón de pelo o pedacito de pared, estaba cambiando.
En los últimos meses, a fuerza de convivencia, replanteamos nuestros espacios, closets y hasta lo que nos devolvía la mirada en el espejo, así surgieron los fenómenos del color en esta nueva realidad. La casa se volvió el experimento de los tiempos que nos tocó vivir y transformarla (o disfrazarla) de colores resultó ser la mejor manera de calmar el ánimo. Vaciar el clóset también fue uno de esos rituales de paso; darle una segunda vida colorida a algunas prendas tuvo todo el aire fresco de los nuevos comienzos y nada mejor para hacerlo que la técnica del tie dye. Tal vez el fenómeno más radiante del confinamiento fueron los tintes fantasía. Nadie nace con el pelo azul o rosa, así que llenarlo de colores es el escape más lógico –y feliz– a la realidad. O la manera de crear una nueva.
Durante la cuarentena, cuando el elemento “tiempo” parecía definirlo todo, cualquier cosa que cambiara el ánimo o el ritmo se volvió un respiro. Y mientras la ciudad mutaba en nuevas tendencias de color –espacios coloridos, tie dye y tintes fantasía– nosotros reunimos algunas fotos de esa nueva historia en colores.local.mx
Estos son los colores que nos dieron luz en estos meses raros
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