Por primera vez tuve algo que presumir a mis amigos y familia desde que estamos en confinamiento. Ayer en la tarde viví una experiencia virtual de maridaje con sake Nami y delicias del Rokai que llegó a la puerta mi casa. Para aquéllos escépticos –como yo, antes– de las vivencias exclusivas a distancia con buenos resultados de aprendizaje y deleite, sigan leyendo…

sake nami

Primero recibí una botella de sake Nami Junmai Daiginjo, la joya de la corona de la familia de este sake mexicano, en una caja de madera con un diseño de un águila cuyas alas se transforman en las clásicas olas japonesas de Hokusai. Esto fue un regalo del director de la marca, Rodrigo David Ortigosa. Lo puse a enfriar.

Al día siguiente, me llegó una serie de alimentos del Rokai, seleccionados por Edo Kobayashi, director del grupo, para disfrutar en conjunto con el sake a las 6:00 pm. El paquete tenía: almeja chocolata con camarón y hueva de salmón; sashimi de atún aleta azul y pulpo en soya y wasabi; láminas de pato marinadas en miso envolviendo unas florecitas amarillas; un rollo de anguila con pepino y una hamburguesa de tofu.

tofu

Con todo listo frente a mi computadora, guidados por Edo y Rodrigo, degustamos primero el sake para distinguir sus notas aromáticas y complejas, y después lo combinamos con cada bocadillo, al tiempo que comentamos nuestras sensaciones y percepción de sabores. En una hora distinta al resto, aquí va lo que más me sorprendió:

1. El sake Nami es el único mexicano que existe y se produce en una planta en Culiacán, Sinaloa, en donde crearon un proceso de filtrado de agua con ozono y rayos UV para llegar a la calidad de agua de un manantial en Japón.

2. El sake se parece más a un vino natural porque no tiene sulfitos ni conservadores, tan solo consiste de agua, levadura, koji y arroz.

sake

3. El corazón del sake se produce en el Cuarto de Koji. Un espacio de madera en donde se extiende el arroz a mano sobre una mesa también de madera, y se espolvorea el hongo de koji para transformar el almidón en azúcar. Se deja reposar por tres días, y los productores duermen en la planta para monitorear la temperatura. Según los japoneses, solo deben entrar personas con buena energía a este lugar, de lo contrario se puede modificar el sabor del sake. En el sake Nami son manos mexicanas las que le imprimen la alegría culichi al corazón de esta bebida.

4. Sake kasu: es el arroz que queda luego de la producción de sake y en el Rokai se usa para hacer deliciosos postres.

5. Junmai, Junmai Ginjo y Junmai Daiginjo son los estándares de pulimiento del arroz, y van en este orden 70%, 60% y 50%, éste último es el que nos enviaron.

6. Si tomas el sake Nami en una copa de vino blanco, lo dejarás respirar y notarás mucho más las notas florales; en clásico ochoko japonés se percibe más el sabor del alcohol. Puedes combinar en ambos recipientes y campechanearlos con la comida.

7. El sake Nami combinó perfecto con todas las delicias crocantes y grasas del Rokai, pero lo más sorprendente fue cuando lo maridamos con el huevo cosido tipo Ramen: la mezcla produce en el paladar una textura cremosa llena de sabor salado y mantequilloso, como un mini tsumani de paté.

8. Si no sabes qué dar en un cumpleaños cercano: regala una botella de Nami Junmai Daiginjo, ¡es la mejor manera de honrar una celebración!

9. Antes, el sake Nami lo encontrabas sobre todo en restaurantes como el Pujol, el Contramar o el Quintonil, ahora ya lo puedes comprar en La Europea, en Amazon, por Rappi o aquí, directo en su sitio.

10 Otra cosa sencilla, pero impresionante: combina una pizca de wasabi, con un poco sal de grano y dale un trago al sake. ¡Arigatou Gozaimashita!

sake mexicano