Si pasas frente a una Pastelería Ideal, tomate el tiempo de mirar con cuidado las gelatinas que están dispuestas en sus aparadores, son como un recuerdo recién hecho de la infancia que tuvimos o que quisimos todos tener.
Las gelatinas de la Ideal siempre fueron una trampa para atraer a los niños mientras esperaban que sus papás hicieran la inmensa fila para comprar bolillos o, en fin de semana, pan dulce. Para que la espera valiera la pena, algunos aprovechábamos para ir a husmear en las charolas y vitrinas. Al llegar a la de las gelatinas, casi de inmediato se nos escapaba un: “¿Mamá me compras una gelatina?”. Y así salíamos cargando una caja llena de pan con la clásica cromática de la Ideal (la más bonita de todas las panaderías, por cierto) y sobre ella, una bolsa temblorosa que guardaba la felicidad misma.
Las gelatinas de perritos
Los perritos son un clásico, están en la vitrina como regañados sobre una alfombrita de papel. Dan ternura y por eso uno quiere comprarlos para rescatarlos de su castigo, aunque unos minutos después se antojan más de lo que dan lástima. Llegando a casa por lo menos ya no tienen orejas. También están los conejos con su zanahoria, los vochos, los dinosaurios y, para estar a la vanguardia, ahora tienen a Spiderman o Iron Man. Hay quienes dicen haber visto a Hulk, pero nosotros sólo lo hemos encontrado hecho de merengue y adornando los pasteles de fiesta, que son otra historia.
Quien no ha probado estas gelatinas no entenderá el porqué merecen una nota completa. Estamos acostumbrados a hablar de los pasteles de la Ideal, de su alucinante Museo del Pastel que está en el segundo piso, pero no de sus piezas artísticas, como no cabe duda que éstas son, menos protagonistas. Queremos reiterar que, sí pasan por una Ideal, compren una, la quieran y luego la prueben.
Las gelatinas de la Ideal saben, además, distinto a la gelatina clásica de leche. Todo está bien equilibrado, no son ni muy dulces ni muy simples, y tienen esa textura un poco espesa que da mucho placer morder.
Estas fotos de una visita a la Pastelería Ideal de Valle de Aragón y sí, como en la del Centro, allí estaban sus gelatinas con el último perrito regañado en medio de una charola. Obviamente nos lo llevamos, pero también pedimos un vocho, un conejo, un dinosaurio y un Spiderman que fue el primero que nos comimos. A las otras las dejamos vivir un poco más para tomarles fotos y poder hablar de ellas porque nos parecen muy especiales.
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