Hoy en día es más probable que uno cuelgue en casa un retrato de un extraño que de sí mismo o de un miembro de la familia. Las pinturas-retrato se aprecian por la obra en sí, por lo bien hechas o raras que son, y no por la persona retratada. PERO, nadie había pensado en hacer retratos de mascotas (cosa que casi todos definitivamente colgaríamos en casa), hasta que llegó Álvaro Ruiz.

A Álvaro uno puede comisionarle un cuadro de su perro o gato (o hámster o pollo), y él lo pinta al óleo, acuarela o acrílico.

Cuando comenzó a pintar por encargo lo hizo para pagar sus cuentas. Conforme le llegaron los pedidos se dio cuenta de que ya nadie paga por un retrato suyo (sería demasiado solemne y además ya está el Instagram para ser vanidosos), pero sí por el de su mascota.

Hace poco más de 20 años, Álvaro retrató a Sal, una perra mestiza que vivió con él mucho tiempo. En el cuadro Sal luce melancólica y su mirada invita a descifrar su historia. Así son todos los cuadros de Álvaro; antes de siquiera preparar el material pregunta por la historia y el carácter de cada animal. Cualquier dato que sus dueños le den al pintor sirven de algo, desde las cosas que más le gusta hacer hasta la forma en que llegó a la familia. De hecho, si Álvaro puede conocerlos en persona, mejor.

Ahorita está trabajando en el de Silvestre, un pitbull que rescataron de la calle en Torreón. Sus dueños dicen que a pesar de haber “salido del barrio”, Silvestre refleja ternura en su mirada y que, por la forma en que se comporta, es un perro infinitamente agradecido con quienes lo rescataron.

Álvaro intenta que cada uno de los retratos que haga sea tan expresivo como el que hizo de su Sal hace unos años.

Quienes quieran un retrato sólo tienen que enviarle un mensaje a Álvaro –sus datos están abajo– y concretar una cita para que pueda conocer a su modelo. En caso de no poder visitarlo (si está lejos o ya no vive), sólo hay que enviarle algunas fotos y un pequeño texto con la historia de su mascota, que incluya sus cualidades especiales. Los precios varían dependiendo del tamaño y la técnica que cada uno escoja, pero sin duda es una inversión que vale la pena.

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