La celebración de Día de Muertos se vive de maneras muy distintas en cada rincón del país; cada quien lo vive a partir de una conexión con sus tradiciones. Las celebraciones se adapta a las posibilidades y contexto de los vivos, pero algo debe de quedar claro: el Día de Muertos no pasa por desapercibido en la mayoría de las casas mexicanas.
Como ya es tradición, desde hace 4 años, Proyectos Públicos y Planta DB nos abren las puertas del histórico edificio en General Prim 30 para celebrar el Día de Muertos y para compartir la vibrante riqueza cultural de México con un impresionante altar de muertos y actividades en torno a este.
Cada año han elegido a un estado diferente de la República para inspirar y concretar el altar, esta el invitado especial es Oaxaca, presentando un altar de muertos que no es solo un despliegue visual, sino una experiencia cultural inmersiva que une el pasado con el presente en un acto de homenaje a la vida y la memoria. Aquí, Oaxaca se convierte en un microcosmos de todo aquello que amamos de México: la hospitalidad, la herencia cultural y la memoria compartida.
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Oaxaca en la piel de la ofrenda
Desde el 31 de octubre y hasta el 3 de noviembre, el palacete porfiriano de General Prim se transforma en un portal hacia las tradiciones oaxaqueñas, con cada pieza artesanal, cada elemento y cada rincón del altar resultado de una minuciosa investigación y colaboración con artesanos y artistas oaxaqueños. En esta ofrenda se destacan los tapetes de telar de Teotitlán del Valle, una obra de Samuel y su familia, quienes emplean a cientos de artesanos locales para mantener viva una tradición que se remonta a cinco generaciones. También se pueden admirar velas de cera de abeja de Teotitlán y barro negro de San Bartolo Coyotepec, elementos que son el reflejo de una tradición enraizada en el amor por los detalles y la autenticidad.
El pan de yema de Mitla, decorado con los icónicos patrones de grecas que recuerdan a los vestigios prehispánicos de la región, se convierte en uno de los elementos principales de la ofrenda, mientras que el mezcal y los aromas del copal purifican el espacio, invitando a los visitantes a reconectar con lo místico.
Este altar es, en muchos sentidos, una reinterpretación contemporánea de una tradición ancestral que nos conecta con nuestras raíces y nos recuerda la importancia de la memoria.
Esta celebración adopta formas diversas en cada una de las ocho regiones de Oaxaca, donde cada comunidad la interpreta según su vínculo particular con las tradiciones. Sin embargo, pese a las diferencias en la manera de vivir esta festividad, hay elementos que permanecen constantes en la creación de los altares: símbolos compartidos que representan la esencia común de esta gran fiesta, transmitida de generación en generación.
- El agua: quizás la ofrenda más básica e indispensable. Apacigua la
sed de los espíritus tras su largo viaje. - El arco: Construido con caña, es el elemento clave para que los
muertos puedan pasar de su plano al nuestro. Se suele decorar con
hoja de palma, flores, fruta, y pan de muerto. - Copal: Se cree que el aroma es a los espíritus lo que el gusto es a los
vivos. El copal, además de purificar el ambiente, también sirve para
saciar a los muertos. - Pan de muerto o de Mitla: Hecho con yema y azúcar y caracterizado
por su icónicos trazos hechos con huevo, azúcar y limón, es el pan de
muerto típico de San Pablo Villa de Mitla (población que en la época
prehispánica era conocido como Mictlán, “lugar de muertos”). Se
caracteriza por sus trazos figurativos hechos con azúcar, huevo. La
gente oaxaqueña viaja a Mitla específicamente para comprar este
pan. - Las flores de cempasúchil: Atraen a los muertos con su perfume y
guían su camino de regreso. - Mezcal: símbolo de raíces y trabajo, para recordar el gozo y brindar
con los muertos. - Comida: Mole negro, frutas y pan de muerto, chocolate de agua
nunca pueden faltar, la buena comida tiene por objeto deleitar al
ánima que nos visitan.
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Una programación cultural que celebra la diversidad oaxaqueña
Más allá del altar, Proyectos Públicos y Planta DB han curado un programa cultural que da vida a la riqueza de las ocho regiones oaxaqueñas. La inauguración contará con la Danza de la Pluma, ejecutada por un grupo de promesa de Teotitlán del Valle, mientras que los días siguientes se presentarán espectáculos emblemáticos como la Guelaguetza, la Danza de los Diablos de la Costa Chica y el Canto para los Ausentes, una ceremonia solemne que marca la despedida de los espíritus que visitan el altar. La experiencia se amplía con una muestra de textiles y un mercado de comida regional, donde Fogones Mx y cocineras tradicionales oaxaqueñas ofrecen sabores auténticos que celebran la identidad oaxaqueña y la cocina mexicana.
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Flotando con espíritus: una experiencia de realidad virtual
Este año, la celebración incluye una experiencia inmersiva de realidad virtual, Flotando con espíritus, dirigida por la cineasta y artista Juanita Onzaga. Esta instalación nos lleva a la Sierra Mazateca de Oaxaca y nos envuelve en el misticismo de dos niñas que se preparan para el Día de Muertos, recordando los relatos de su abuela chamana. Es una pieza visual y poética que pretende desafiar nuestra percepción de la naturaleza y la espiritualidad.
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Un acto de hospitalidad que preserva la memoria cultural
Este hermoso proyecto representa un espacio de creación y diálogo, que rescata la hospitalidad a través de la historia y el respeto profundo por las tradiciones mexicanas. El altar de muertos es un esfuerzo colectivo que busca preservar y celebrar el patrimonio cultural, no solo como un acto simbólico, sino como una reafirmación de identidad.
La entrada es libre y abierta al público, una invitación a reconectar con el México profundo en pleno corazón de la capital.
Esta ofrenda nos recuerda que el Día de Muertos es una celebración de vida, un tributo que trasciende generaciones y fronteras.
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