Para muchos los zapatos determinan la personalidad del otro, voltear hacia abajo y ver qué o cómo usa los zapatos podría, según estas personas, definirte. Para algunos otros, los zapatos son algo solo funcional; están ahí para evitar el roce de nuestros pies con el suelo, solo eso. Otros más lo ven como un objeto con historia pero hay también gente que pocas veces baja la cabeza para mirarlos porque saben que siempre están ahí, no hay por qué darle mucha importancia.

Sea como sea, lo que hay que aceptar es que los zapatos son de esos pocos objetos que nos han acompañado a través de la historia. Para conocer esa evolución uno puede dirigirse a la calle de Bolívar en el Centro Histórico y entrar al Museo del Calzado El Borceguí. Detrás de una puerta chica, que no anticipa lo que puede haber ahí dentro, hay más de dos mil piezas en tamaño natural y 15 mil en miniatura de diferentes tipos de calzado.

Este museo se fundó en 1991 por José Villamayor Castro, reconocido empresario del la industria del calzado quien dejó como legado este lugar que se divide en seis secciones que narran la historia del calzado. Además de exhibir diferente tipos de calzado y su historia el Museo del Calzado también cuenta con algunos posters publicitarios de zapatos en la Ciudad de México.

En la sección de zapatos históricos uno puede encontrar las diferentes versiones del diseño básico del calzado: la sandalia, que se limita a una suela rígida atada mediante correas. En las vitrinas de esta primera sección llama la atención cómo a pesar de su lejanía diferentes culturas desarrollaron básicamente la misma idea, diferenciándose apenas por los materiales empleados que aportaba su medio ambiente local.

Los zapatos chinos que por orden del rey debían de deformar los pies a todas las niñas y el calzado de la monarquía de reyes que influyeron decisivamente en el vestir de las sociedades también tienen su propio espacio en esta sección. Las hebillas y los accesorios de esta época se aprecian junto con los primeros tacones de Luis XV que eran rematados en puntas finas.

En ésta época el color de los zapatos tenía mucha simbología, por ejemplo: los botines amarillos se asociaba a los ladrones, mientras que las babuchas rojas eran características de los papas.

En la parte de arriba, uno podrá encontrar otra sección que reúne sandalias mexicanas, pasando por diferentes estados de la República, desde Chihuahua hasta Chiapas. Así como distintas miniaturas de calzado representativo de diferentes países, épocas y modas.


También podrás revisar una colección de calzado deportivo que pertenecieron a deportistas famosos y la evolución del zapato en distintos deportes.

Las botas que utilizó la perra labrador Frida en las labores de rescate en el sismo del 19 de septiembre también conforman este acervo que cuenta con zapatos de personalidades mexicanas como Carlos Fuentes, Jacobo Zabludovsky, Elena Poniatowska, Carlos Monsivais entre otros. La mayoría de los zapatos son donaciones que la gente hace para que este lugar no deje de crecer con las distintas piezas que representan puntos clave en la historia del calzado. 

En uno de los estantes del museo se lee: “Para una gran ciudad, una gran zapatería” y más que ser una gran zapatería, este lugar es un reflejo de historia del calzado. Siglos enteros clasificados y separados en estantes que le dan un ritmo al ir y venir de nuestro andar.

Horario: Lunes a viernes de 10 a 14h y de 15h a 18h sábado de 10 a 18h
Teléfono: 5510 0627
Twitter: @MuseodelCalzado
FB: Museo del calzado el borcegui
Entrada libre
Zona 1: El primer cuadro
Dirección: Bolívar 27, Centro

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