En la Editorial Herder el catálogo está enfocado a filosofía, teología y psicología. Pero en su librería de la esquina de Tehuantepec y Ures tienen una gran colección de libros sobre música que uno puede comprar o consultar sin costo. Hay sobre teoría musical, cancioneros y fanzines de diferentes épocas, entre ellos títulos que uno no consigue en otro lado.
A diferencia de las librerías de viejo en la ciudad, los estantes de Herder no conservan cualquier libro que entre por la puerta; Alex Bruck –el encargado de la sección de música que se considera músico antes que librero— es muy cuidadoso escogiendo los títulos que entran a la colección. Hace tres años, cuando Alex comenzó a recolectar libros sobre música como un pasatiempo personal, compraba prácticamente todo lo que caía en sus manos, pero por espacio y economía sus compras tuvieron que ser más selectivas. Sin querer, la colección que reunió para Herder se convirtió en una de las más completas y exigentes de la ciudad.
De acuerdo con Alex, aunque la mayoría de las editoriales tienen un catálogo musical más o menos nutrido, casi todos los libros publicados son de música clásica o de concierto. Y cuando se trata de música popular, el rock es el tema favorito de los escritores; sin embargo, los libros sobre otros géneros o música folklórica escasean. Son precisamente esos volúmenes extraños los que más tienen en la sección musical de la librería Herder.
Algunos hallazgos
Aunque estos libros no son precisamente raros, son un gran documento para los coleccionistas. Ambos tomos salieron en 2005 y tienen fotografías de bandas como Café Tacuba, María Daniela y su Sonido Lasser, además de otros grupos que ayudaron a formar el género conocido como “rock mestizo”.
Este libro de 1948 es un ensayo que trata el aspecto ritual de la música y la forma en que las civilizaciones antiguas creían en el poder curativo de la danza. A través de la música y los movimientos frenéticos, las antiguas tribus intentaban curar diferentes enfermedades físicas y del alma.
Este volumen forma parte de una biblioteca donada a Herder. Se trata de la primera edición de la ópera Il Trovatore de Giuseppe Verdi, escrita en 1836. Antes de llegar a la librería, era imposible conseguirlo en México; ahora es posible consultarlo (pero sólo con cita previa). Además de que está a la venta, por un precio arriba de los 3 mil pesos.
Esta revista editada por Sergio Monsalvo durante la década de los noventa habla sobre las escena underground en la Ciudad de México y el mundo. Quienes participaban en la redacción eran músicos y teóricos de diferentes ramas relacionadas con la música. También tenían una sección literaria abierta al público.
El musicólogo Marius Schneider logró descifrar un canto perdido en el tiempo gracias a la disposición de los animales en los capiteles (parte alta de un pilar) de la catedral de Gerona y el monasterio de Sant Cugat, ambos en España. De acuerdo con sus estudios en mitología antigua, cada animal tiene asignada una nota musical; así que al ‘leer’ correctamente las esculturas uno puede encontrar música en ellas. Este libro publicado en 1948 está muy bien conservado e incluso tiene los documentos facsimilares que incluyen las notas del propio Schneider.
En este libro de 1974 Michael Nyman presenta un extenso ensayo en defensa de la música experimental y sus creadores. Desde su publicación el texto es un estandarte de los músicos experimentales.
El CONACULTA publica constantemente cancioneros de sones jarochos y música istmeña, pero los tirajes son tan cortos que los pocos que sobreviven se vuelven ejemplares raros. En la librería de Herder hay varios de esos tomos particulares.
Los primeros sábados de cada mes tienen un evento que se llama Sábado sonoro, ahí se reúnen con músicos y algún miembro de la Red de Creadores Contemporáneos para hablar de creación, escucha o cualquier otro tema relacionado con la música. Después del conversatorio, los músicos invitados ofrecen un concierto a los asistentes.
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