En pleno debate de la cosificación (u objetización) de la mujer –y no sólo por las letras de Maluma–, el Foto Museo Cuatro Caminos presenta Las Fabulosas. La exhibición está hecha por y para complementar el documental Bellas de Noche, de María José Cuevas, en honor a vedettes, ficheras y cabareteras de la Ciudad de México cuando todavía se llamaba Distrito Federal, en los años 70 y 80.

Cuatro salas se llenan de fotografías, notas de prensa, portadas de revistas, fragmentos de películas y documentos de las que en su día fueron las vedettes más famosas de la ciudad: Sasha Montenegro, Rossy Mendoza, Wanda Seux, Princesa Yamal, Olga Breeskin, Princesa Lea y Lyn May, quien todavía la recorre con sus dj sets. Además, se presenta un genial “Mapa del deseo” donde se documentan los cabarets, clubs nocturnos o cines que siguen activos entorno a este movimiento. Todo en una disposición museográfica a modo de papel tapiz, en una suerte de horror vacui, sin dejar un hueco en el que no esté presente un pecho, un muslo o un pie.

Si bien hoy en día nos escandalizaríamos, o queremos creer que lo haríamos, al ver todo esto agrupado y agigantado ante nuestros ojos, sigue pasando. Esa cosificación de la mujer se ve al cruzar cada quiosco de la ciudad, donde en las portadas de los periódicos casi siempre aparece una mujer desnuda, como si fuese noticia o peor, un reclamo para su venta, como un objeto o un producto que se puede comprar ya sea en papel, cartón o en persona, que se transfiriere a la realidad bajo forma de violencia o sentimiento de superioridad y derecho sobre el cuerpo femenino.

Por otro lado, en una sociedad católica como la mexicana y como lo era también en los años 70 y 80, estas mujeres contribuyeron a la liberación y empoderamiento del cuerpo de la mujer y la posibilidad de exteriorizar los deseos femeninos. Eso sí, lo hicieron siempre por y para el hombre. El mismo título de la exhibición Las Fabulosas añade un subtítulo que dice: “Retratadas por Antonio Caballero – Jesús Magaña – Juan Ponce”. Las revistas estaban controladas y editadas por hombres, compradas por hombres, con fotografías hechas por hombres y un anticipo de lo que los hombres veían en los cabarets.

Revistas como, por ejemplo, Diversión. Crucigramas y pasatiempos con esas portadas de mujeres desnudas, porque claro, ellas también son un pasatiempo, y esos titulares donde se puede leer “Hoy la cintura más breve de México Rossy Mendoza hoy!”, porque claro, tener la cintura más breve de México es el mejor y más sano ideal de belleza alcanzable. Dos ejemplos de algo que históricamente ha retrasado la emancipación de la mujer y la ha estereotipado e hípersexualizado con todo con que imposibilita eso su bienestar y libertad social.

Aunque esta exhibición y documental sean un valioso e importante testimonio de lo que en su día fue visto como una liberación de la mujer y un acto de rebeldía, esperamos que se retome más bien como mera documentación historiográfica y estética, más que como una imagen de la mujer ya sea hace 30 años u hoy día. Y aunque la exhibición haga poca mención a cómo, por este ideal u objetización, muchas mujeres han sido, son y serán víctimas, nos permite reflexionar y darnos cuenta de lo poco que hemos avanzado en la visión, consideración y recontextualización de la mujer en una ciudad como la Ciudad de México, donde estos conceptos peligran en la actualidad.

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Twitter de la autora: @sandrineortega_