Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes.
– Aristóteles
La Murciélaga es una librería de viejo en la que se trafican libros de segunda mano, de literatura, filosofía y arte (aunque se han colado algunos títulos de disciplinas afines y libros más recientes). Sin embargo, quizás el principal atractivo es que tienen varios volúmenes de colección: libros difíciles de conseguir, libros raros, primeras ediciones o libros con distintivos singulares (firmados por el autor, comentados, etc). Tienen, por ejemplo, una primera edición de Samuel Beckett o un libro firmado por el Che Guevara.
“Los, digamos, hijos de La Murciélaga, sus murcielaguitos, somos editores, escritores y lectores: Luigi Amara, Óscar Benassini, Diego Rabasa y yo, Guillermo Núñez”, señala el escritor. “Cada uno, con distintas intensidades, se ha dedicado principalmente a la edición, pero también en algunos casos a la literatura o a la crítica. Específicamente Luigi ha estado al frente junto a la poeta y ensayista Vivian Abenshushan de la cooperativa que dio pie a la editorial Tumbona. Óscar, como yo, ha sido parte del equipo editorial de la revista La Tempestad (que ahora co-edita), y también está al frente de Solidaridad Press, una editorial en la que también colaboro. Diego, a su vez, hace muchas cosas: además de escribir crítica literaria y llevar el programa Telegrafía sin hilos en Convoy, es parte del equipo editorial de Sexto Piso.“
La Murciélaga también tiene a un gran aliado cercano, Agustín Jiménez, quien está al frente de La Torre de Lulio, una librería de anticuario o de viejo. “Gracias a él tuvimos la oportunidad de conseguir un acervo amplio de libros. Así, aunque hay algunos libros de nuestras bibliotecas personales en La Murciélaga, creo que el sacrificio no ha sido demasiado alto… pero, como sea, cada vez que pasa por nuestras manos un libro valioso o que nos interesaría leer, pero que en realidad hemos puesto a circular, se siente el horrible aguijoneo del deseo. Personalmente, pasó por mis manos, rápidamente, uno de los volúmenes que fueron parte de la Biblioteca de Babel, la colección dirigida por Borges a petición del legendario editor Franco Maria Ricci (en español fue publicada a través de Siruela); se trataba de Las muertes concéntricas, una selección de relatos de Jack London. Como sea, creo que llegó a muy buenas manos”.
Lo fascinante de La Murciélaga es la selección, que se origina de la fórmula de cuatro bibliófilos.
“La selección la hicimos intentando balancear, con el acervo disponible, el número de libros de cada una de nuestras áreas: algunos de filosofía, otros tantos de literatura universal, algunos más de literatura hispanoamericana. También le dimos algo de espacio a géneros como el horror, la ciencia ficción, la novela negra y libros eróticos. Como éramos cuatro seleccionadores, supongo que el resultado tendía en cada caso a reflejar nuestros intereses personales, pero nunca olvidamos que nuestros intereses personales no son compartidos por todos los lectores. Aun así, no pudimos evitar –medio en serio, medio en broma– tener un pequeño apartado de libros infames”.
Los precios varían dependiendo el valor del libro: es decir, de lo difícil que sea conseguirlo, de su demanda, del estado en el que se encuentre, la edición que sea y los criterios que cambian de acuerdo a cada situación.
“Lo más sencillo sería acudir a la lista de precios de algunas de nuestras primeras ediciones, que, creo, en general reflejan bien el valor de los libros. Pero es un poco más complejo que eso… Porque tienen su encanto y ahora son un poco más difíciles de conseguir, a mí me parece una curiosidad (tal vez no una joya costosa) algunos de los “Cuadernos ínfimos” publicados por Tusquets que hemos conseguido (por no hablar de la colección Los heterodoxos, que dirigió Sergio Pitol –uno de ellos pasó volando por La Murciélaga… se fue el mismo día en que llegó). Personalmente me dio gusto encontrarme una primera edición de Patas de perro de Carlos Droguett, publicado por la chilena Zig-Zag; pero no sé si sea precisamente un libro “buscado”. Es lo raro con las colecciones, uno sabe que existen joyas auténticas, impagables, pero uno bien podría apreciar un puñado de corcholatas. Creo que algo similar pasa con los libros”.
La Murciélaga seguirá con la tarea de rastrear libros valiosos e interesantes, además de hacer un punto de encuentro para lectores y coleccionistas. En un rincón del lugar va a estar la Cocina Literaria en donde habrá actividades, una de las primeras será un taller de poesía impartido por Luigi Amara.
“Estamos planeando nuestro calendario de actividades, lecturas públicas, ventas nocturnas, talleres, presentaciones y en fin, lo que se nos vaya ocurriendo para poder recibir a otros cómplices”.
Con un promedio de 10, 000 libros en exhibición en esta cueva de la Narvarte, la sorpresa juega un papel importante pues los visitantes deben tener los ojos viene abiertos para encontrar el libro que siempre buscaron o que nunca pensaron encontrar. Según tu enfoque encontrarás libros de Salvador Novo, Jack London, D.H. Lawrence, Salvador Elizondo, Sartre o muchísimos más, pues en cuanto uno pone atención, muchos otros títulos se nos empiezan a revelar.
***Pregunten por los Murci-bonos ; -)
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