Entrar a La Moraleja es como entrar a una cabaña llena de libros. Está un poquito chueca y el piso de madera cruje. Huele a café. Allí uno encuentra libros viejos o “libros con experiencia”, como reza su eslogan, así como libros nuevos de editoriales independientes que seleccionan porque hay algo en ellas que les parece extraordinario.
Quizás algunos recuerden que en este mismo local antes existía una misteriosa tienda de objetos y libros antiguos, que abría repentinamente (y muchos solo logramos mirar desde la rendija). Esa fue, digamos, la antecesora de La Moraleja, que (re)abrió formalmente hace unos meses y aunque es distinta, conserva esa misma magia.
“Libros con experiencia”
“Libros con experiencia” es el eslogan de La Moraleja porque Alejandra Mora, fundadora original de este espacio, así describía los libros usados. Es bonito: decir que un libro tiene experiencia es reconocer su carácter recíproco. Cuando llega a tus manos un libro viejo, y encuentras entre sus páginas anotaciones u objetos olvidados, tu lectura es una lectura compartida. Y por lo tanto más significativa.
Describen a Alejandra Mora como una mujer llena de vida. Hacía teatro, bailaba tango, se autopublicó algunos libros, fundó el teatro Casa Mora (hoy Cine Tonalá). Y fue una gran lectora. Cuando murió, sus hijos heredaron su biblioteca. Algunos libros, los más entrañables, se los quedaron y otros más ahora llenan los estantes de La Moraleja, un proyecto de su hija, Marcela Lugo, y sus socias Gina Jaramillo y Guillermina Farber. Que a su vez crearon Orion, la librería al lado, “especializada en infancias libres, diversas y creadoras”.
La selección de los libros nuevos corre a cargo de Erick, el librero. No son los típicos. Invitan editoriales que se identifican con su visión de que la lectura es una experiencia. Con editoriales que en su catálogo tienen lo que ellos llaman “libros de riesgo”; es decir, que los hacen por gusto o por experimento. Por el otro lado, hay días en que Erick solamente se dedica a buscar libros, en las calles, en las salidas del metro o con conocidos que también venden libros. Y así alimenta la colección de rarezas.
La Moraleja es una librería de hallazgos, una librería de paso. En una visita regular, quizás un chico pase a preguntar si intercambian libros o una mujer rubia pregunte por libros en inglés. Que a propósito también hay; entre sus anaqueles se encuentra una selección de libros en alemán, en francés y en inglés.
Algunos libros no los venden porque prefieren mantenerlos para consulta. Por ejemplo 450 años de lucha. Homenaje al pueblo mexicano, El espacio múltiple de Manuel Felguérez o el facsímil del caso criminal de Trostky, por demás interesante. De hecho, entre los planes está tener una sección de biblioteca, que funcionará con membresía.
La visita se acompaña con café. Puedes tomar una taza mientras hojeas o que, además de salir con un buen libro, lleves café molido en bolsita, que ellos mismos tuestan en casa en una micro tostadora, réplica de las de principio de siglo, mientras todo esto sucede. ✨
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Tonalá 261, Roma Sur
Martes a viernes, de 12 a 19 hrs.
Sábado y domingo, de 11 a 18 hrs.
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