La guía de viajes Caminos de México fue un proyecto de la compañía llantera Goodrich-Euzkadi no sólo para promover las nuevas carreteras de nuestro país, sino para abonar a un discurso nacionalista alrededor del progreso mexicano. Fotos, mapas, anuncios y textos componen el librito de 310 páginas. Las ediciones de la guía fueron, en cierta medida, una continuación de la revista Mapa. Revista de automovilismo y turismo (1934-1943), editada por la misma compañía, en la que se promovía una cultura del viaje y su paisaje entre mexicanos y extranjeros. Un desconocido escritor, llamado Juan Rulfo, trabajó algunos años en aquella empresa, primero como vendedor de llantas, y luego como fotógrafo, editor y colaborador de ambas publicaciones.
Para la edición de 1958 de Caminos de México, la labor de Rulfo consistió en fotografiar algunos escenarios del moderno paisaje carretero, como Huejotzingo, Tapalpa, Tonanzintla, Mitla, Tepeaca y la puerta de Santo Domingo, Puebla. Pero no solo eso, parte de su influencia literaria también se encuentra en párrafos como este, que cierra la introducción a la guía:
“Los caminos de México se abren en nuestro horizonte como mil incitaciones. Vayamos a ellos con el ánimo abierto a todos los finos matices que hacen de cada región, de cada lugar de México, algo peculiar y único. Salgamos de nuestro mundo para ponerlo en comunicación con otros mundos que, aunque diversos, se integran en la unidad de la Patria”.
Como si fuera la mismísima Guía Michelin pero de rincones citadinos, en la sección “Turismo” hay diversas monografías —probablemente también hechas por Rulfo— que ilustran sitios a visitar dada su relevancia artística colonial y moderna. En Local nos dimos a la tarea de revisar algunos, por pura nostalgia a una ciudad que ya no existe, y encontramos algunos lugares que hoy ya se han transformado profundamente.
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Ciudad Universitaria
Es interesante que en Caminos de México se hable de una Ciudad Universitaria “artísticamente muy discutible”, pues muchos de sus edificios están mal resueltos o con fallas en su funcionamiento. Aunque la Universidad Nacional, dentro de CU, sigue siendo emblemática por sus murales, poco rastro hay de aquello que estaba “mal resuelto”.
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Ciudad Universitaria, 1955
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Churubusco
Pequeño pero tiene mucho sabor, es como se describe en la guía al hoy ex convento de Churubusco o Museo de las Intervenciones. Quizá, si Rulfo viera en lo que se convirtió este edificio inventaría un cuento sobre los fantasmas de la guerra y su andar por las calles churubusquenses.
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Ex convento Churubusco
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Desierto de los Leones
Uno de los consejos que tiene la guía para este lugar es visitarlo y ver las ermitas y la bóveda llamada “del secreto”. Actualmente el Desierto de los Leones es uno de los escenarios favoritos para hacer hiking o algún otro tipo de ejercicio, poco se ha seguido aquel tip de Caminos de México.
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Desierto de los leones, 1925
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Tlalpan
Es difícil pensar en un centro de Tlalpan como un lugar de paseo y fiestas, como lo dice en su monografía. Además, resaltan lo que solía ser una residencia notable, la Casa Chata —buena muestra de residencia campestre del siglo XVIII—, convertido en un seminario protestante e incluso un museo de charrería. Hoy, aunque no está abierta al público, es una librería del CIESAS (Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social).
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Casa Chata, Tlalpan
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Villa Obregón (San Ángel)
Es uno de los lugares del sur muy sur de la CDMX más bonitos y no es casualidad que en la guía se hable de un San Ángel como un lugar de veraneo de las familias de México; muchas de ellas tenían allí casa y aún quedan varias de esas residencias… hoy como restaurantes, galerías de arte o bazares. ¿Será, Juan, que nos convertimos en lo que juramos destruir?
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San Ángel, Mansión, 1930
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Xochimilco
Aunque en la guía se habla de que El turismo que lo visita suele ignorar que esta población fue antiguamente de importancia y posee obras de arte dignas de ser admiradas, es posible que la manera más común en que Xochimilco sea hoy visitado, es gracias a extranjeros y jóvenes que buscan experimentar un viaje a bordo de las trajineras.
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Xochimilco, 1991