Hace unos días el estudio de diseño, Habitación 116, presentó una colección que los puso en el mapa de novedades hermosas de esta ciudad. Está compuesta por algunos muebles ligeros de apariencia etérea y otros tan densos y pesados como una afirmación rotunda. Al fondo de todo está la réplica a escala de un castillo de pirotecnia, con su estructura de líneas delgadas y elegantes. La exposición lleva el acertado nombre de Variaciones_entre el lleno y el vacío.
Habitación 116 no es ningún proyecto nuevo – inició en 2003 con los arquitectos Rafael Rivera y Javier Claverie– con la premisa de diseñar piezas atemporales de líneas simples y materiales nobles. A pesar de llevar más de una decena de años creando mobiliario y espacios, Variaciones es un soplo de aire fresco. Además de estrenar las dos líneas de mobiliario que forman la muestra, también presentan su nuevo espacio en la San Miguel Chapultepec, una cueva larga de techos altos y luces tenues que pueden modificar a su gusto para las exposiciones venideras.
La nueva colección de Habitación 116
Variaciones_entre el lleno y el vacío es todo lo que enuncia el nombre. Por un lado la reinterpretación de dos muebles clásicos de Habitación 116: una silla y una tumbuna que presentaron en su primera colección. Por el otro, un juego perfecto entre el lleno y el vacío, lo pesado y lo ligero. Piedra volcánica compacta para una línea, garambullo y madera de pucté fluida para la otra.
Tultepec es el nombre de la línea de mobiliario correspondiente al vacío. Inspirada en los famosos castillos pirotécnicos de esa localidad, de líneas delgaditas pero firmes, la colección retoma esas figuras etéreas de la tradición artesana para construir una silla sutil y liviana. La pieza puede comprarse en variaciones de piel o tejido de cuerda de papel extraída de la corteza de la madera.
Brutal, por el contrario, es la versión inspirada en la sensación compacta y pesada de los sólidos. Para fabricar la tumbona, una de las piezas de esta línea, artesanos de Puebla trabajaron la piedra volcánica de la zona con cincel y martillo, siempre a mano y poco a poco. Entre los poros lisos y opacos de la superficie a veces se asoman algunos accidentes hermosos de la piedra, como pequeños cuarzos brillantes.
El proyecto entero es resultado de muchas colaboraciones entre el equipo de diseño de Habitación 116 y artesanos de Puebla y Tultepec. Cada pieza tiene la cualidad orgánica de lo hecho a mano con intención y tiempo, como el castillo de pirotecnia al fondo. Aunque no es una pieza de mobiliario sino una réplica a una escala más pequeña de las versiones originales, tiene toda la estructura necesaria para el encenderse y girar creando anillos de fuego. De hecho, para celebrar el lanzamiento de esta colección, los de Habitación 116 lo prendieron antes de inagurar en la laguna de Zumpango.
La exposición sólo estuvo abierta al público poco más de una semana, pero aún es posible visitarla, conocer las piezas o el catálogo con precios y detalles escribiendo a [email protected]
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