Cuando pensamos en la última morada para un héroe patrio generalmente nos imaginamos un mausoleo, una rotonda o un lugar privilegiado en algún cementerio; pero probablemente nunca se nos venga a la mente un circo. Esta es la historia de una momia que pasó de ser un héroe de la independencia a una atracción circense. Hablamos de los restos de Fray Servando Teresa de Mier.
José Servando Teresa de Mier y Noriega y Guerra, mejor conocido como Fray Servando Teresa de Mier, fue un fraile dominico, sacerdote y escritor conocido por ser un personaje importante para el movimiento de Independencia. Sin embargo, él estuvo presente en muchos y muy variados momentos clave para la historia de nuestro país.
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Qué hizo Fray Servando Teresa De Mier
Debido a su fama de excelente orador, la cual adquirió antes de cumplir los 30 años, fue elegido para dar el discurso de homenaje fúnebre en el 247 aniversario de la muerte de Hernán Cortés. Al asumirse como digno y perfecto hijo del mestizaje en América —su padre era español y su madre descendiente de Moctezuma—, el Padre Mier ofreció un discurso en el que exaltaba la llegada de los españoles al nuevo mundo.
Como para ese momento, un enfoque como ese no representaba un problema, sino más bien una razón de reconocimiento, Fray Servando fue llamado para hablar sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre de 1794. Sin embargo, las palabras del clérigo no fueron bien tomadas por varios de los asistentes que al escuchar que la imagen de la Virgen no estaba estampada en el ayate de Juan Diego, sino en el manto del apóstol Santo Tomás quien, según una teoría del mismo cura, evangelizó el continente y por ello estaba relacionado con Quetzalcóatl.
Por supuesto, esto no fue tomado a bien por las autoridades de ese momento ya que sus palabras fueron interpretadas como una negación del milagro de Tepeyac y por lo tanto una falta de respeto al catolicismo mexicano. Por esta afrenta le revocaron los permisos para confesar y predicar; le quitaron su título de doctor y lo recluyeron en una celda del convento de Santo Domingo. Su sentencia definitiva fue el exilio en el convento de nuestra señora de las Caldas en España.
La condena estaba prevista para durar unos 10 años, pero su espíritu combativo y su habilidad discursiva lo tuvieron dando vueltas por varias ciudades de Europa durante unos 22 años. E1 23 de mayo 1809, en la batalla de Alcañiz durante la Independencia Española, conoce a Francisco Xavier Mina y lo convence de unirse a la causa insurgente en México.
Una vez en México es aprendido un par de ocasiones más y se convierte en enemigo jurado de Agustín de Iturbide quien ordenó su encarcelamiento en el Convento de Santo Domingo del cual escapó tiempo después. En 1823 pronunció un discurso donde planteaba la idea de una república centralista y un año más tarde firmó la Constitución de 1824.
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De héroe nacional a atracción de circo
Vivió en el Palacio Presidencial junto a Guadalupe Victoria hasta el día de su muerte el 3 de diciembre de 1827. Sus restos fueron despositados con honores en el Convento de Santo Domingo, el mismo que lo tuvo varias veces como prisionero. Más tarde, en 1842 su cadaver junto con el de otros 12 individuos fue exhumado para ser puestos en el osario del convento. Sin embargo, los encargados de desenterrar lo que se suponía para ese entonces fueran solo huesos, se encontraron con cuerpos perfectamente momificados.
Las momias permanecieron en el osario hasta que en 1861, tras la Guerra de Reforma, saquearon tumbas y osarios del convento en busca de tesoros. Al ver la posición y gestos de las momias, los profanadores asumieron que habían muerto en una situación angustiante o debido a algún tipo de tortura; así que por un tiempo las momias permanecieron expuestas como “excesos de la inquisición”, lo cual favorecería a los ánimos liberales que para entonces estaban en su mejor momento.
Tiempo después, se dispuso que las momias, incluída la de Fray Servando Teresa de Mier, fueran vendidas para exhibirse en un circo trashumante con el título de “Gran Panóptico de la Inquisición” que dio vueltas por varias ciudades de América y Europa.
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Como escribe Ricardo Lugo Viñas en su artículo para Historias y Relatos de México «Alguien debió informarle a Benito Juárez algo como esto: “Fíjese, señor presidente, que a lo mejor le vendimos la momia de don fray Servando Teresa de Mier a un circo”». Aunque tratataron de recuperar las momias por todos los medios, se dice que el cuerpo del Padre Mier nunca apareció.
Hay rumores de que está expuesto en alguna de las 365 capillas de Cholula, Puebla. Incluso dicen que Porfirio Díaz lo encontró en una bodega del Palacio Nacional envuelto en una bandera. Lo cierto es que, como escribió Artemio del Valle Arizpe en su biografía de Fray Servando: sólo Dios sabe en qué vitrina de museo aguardará la resurrección de la carne.