Todos hemos visto una pareja en que se parecen demasiado el uno al otro. Hay estudios que explican por qué pasa esto. De acuerdo al psicólogo Robert Zajonc de la Universidad de Michigan, el incremento en semejanza facial resulta de décadas de emociones compartidas, y por lo tanto entre más años lleven juntos, más parecido existe. El Dr. Zajonc propone que a menudo inconscientemente, la gente imita expresiones faciales de sus parejas en una empatía silenciosa que, con los años, moldea la semejanza de los rostros. “La imitación facial permite una empatía más verdadera porque dispara el mismo estado interno, dice el Dr. Zojonc. “Las parejas pueden entenderse el uno al otro mucho mejor cuando esto pasa”.
Desde luego, las experiencias de vida en común puede afectar la musculatura facial y los patrones de las arrugas, pero también hay algo siniestro en una pareja que se parece. Algo ominoso. La figura del doble, o el doppelgänger, significa “gente que se ve a sí misma”, y traspolado a una relación amorosa recuerda mucho al Narciso y da la sensación de un espejismo vertiginoso. Una vida gemela en el otro. Sea como sea, las parejas llegan a parecerse con el tiempo, y Juan Pablo de la Vega nos o recuerda.
Para Couples (proyecto realizado en Berlín en 2014), Juan Pablo siguió un largo proceso que consistía en buscar parejas voluntarias, tomar el retrato de cada uno y luego pasar cada retrato por un algoritmo que él diseño, que mezcla aleatoriamente ambas imágenes y crea dos collages de las originales.
El resultado es una serie de fantasmas. Hay que prestar atención para distinguir a una persona de la otra, lo cual en Couples y en la vida real tiene recompensas.
*Si quieres conocer más del trabajo de Juan Pablo de la Vega, visita su sitio: juanpablo.jp