Ríe ahora, llora después, de Pia Camil (Ciudad de México, 1980), es la exposición de pintura que está ahorita en la galería OMR en la Roma y una de las mejores cosas que ver este mes. Casi todas piezas son del mismo tamaño y están cuidadosamente conceptualizadas. La obra es fuerte y en el espacio flota poder femenino; muchas sensaciones de ser mujer cargadas de una animalidad que remite a algo primitivo como un baile chamánico, trances que oscilan entre cariño, maternidad, ironía, vida y muerte.
Cuando me hablaron de esta exposición me contaron que la artista acompañaba a su papá a la Sala Margolín (la tienda de discos fundada por el esposo de Remedios Varo, Walter Gruen, que estaba justo donde ahora es la OMR) por viniles nuevos; música que quizá para ese entonces fuera poco común. Alrededor de 30 años después, la muestra de Pia refleja esas relaciones familiares: nacer para morir y morir para nacer sin tener muy claro de qué se trata realmente el legado.
Estar parado frente a estas obras hace pensar en lo que significa quitarse y ponerse las máscaras, ser frente y espalda. Hay borrones, tachaduras, veladura y dilución como parte de un proceso familiar de ser hija, hermana, esposa y madre.
Falsa / Coralillo
Uno de los aspectos más interesantes de Ríe ahora, llora después es la elección de los colores en el marco de las piezas y las palabras que contienen las escenas, muchas de ellas en inglés. Hay una obra que arriba dice “Hormonal” en abajo “Abun(dance)”. Pienso en el privilegio del diabólico sentir mientras que la abundancia es un baile detonador de cambio. Hay otra que desata pensamientos extraños: el torso rosa-violeta de una mujer con una víbora a sus pies que dice “Falsa” y debajo “Coralillo”; tantas son las detonaciones y que da gusto tener tiempo para estar parado allí. Otra pieza es una imagen de la muerte en la que se lee “knock”, knock” como llamando a la puerta y pues claro, de esa nadie se salva… “Ríe ahora, llora después”.
La OMR
La OMR es una galería fundada por Patricia Ortiz Monasterio y su esposo Jaime Riestra, de ahí las iniciales “OMR”. Hace algunos años estaba en una de las esquinas de la Plaza Rio de Janeiro, en una casa maravillosa, de esas afrancesdas de la Roma que parecía la casa elegante del tío chueco con su inclinación y sus finos pisos de madera que crujían al demabular viendo las exposiciones.
La galería se cambió de lugar, pero no de colonia; en la calle Córdoba 100, donde estaba la tienda de discos Sala Margolín, un espacio creado por el esposo de Remedios Varo, Walter Gruen en los años cincuentas y luego adquirido por Carlos Pablos, un empresario y amante de la música. Ahí se encontraban todas las novedades musicales en los años setentas, su mejor época. Luego la OMR decidió mudarse y la remodelación estuvo a cargo de Mateo Riestra + José Arnaud-Bello + Max von Werz en el 2016 y quedó espectacular. Amplio, alto, iluminado y con una excelente combinación de concreto, vegetación y una herrería color vino muy atractiva. Los baños son en la segunda planta y si da la casualidad de que el tercer piso esté abierto puedes ver el “showroom” de algunos de los artistas que representan y es realmente apantallante, igual que la librería y la terraza.
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