Pocos saben que existe una cortina de cristal opalino en la sala de espectáculos del Palacio de Bellas Artes, una joya artística fabricada por la Casa Tiffany & Co. en Nueva York y transportada en barco hace más de un siglo a la Ciudad de México.

La historia

La cortina es uno de los legados que dejó el dictador Porfirio Díaz a los mexicanos, como parte de su programa de embellecimiento de la ciudad de México en el marco de la conmemoración del centenario de la Independencia. Para la celebración, y como reflejo de su ideología, Díaz contrató principalmente a artistas europeos para que embellecieran la ciudad, entre ellos estaba el arquitecto italiano Adamo Boari. A Boari le tocó diseñar y construir el nuevo Teatro Nacional (hoy conocido como el Palacio de Bellas Artes) con su sala de espectáculos y su telón de teatro.

cortina de cristal

La idea original de Boari era crear un telón a prueba de incendios. Así, en lugar de optar por una cortina de tela, decidió poner un muro rígido y metálico para separar, a manera de compuerta, el foro de la platea, y así proteger a los espectadores de un posible fuego.

Composición, peso y medida

Para cumplir con este propósito, Boari mandó construir una cortina que funciona como una doble pared metálica: la parte de atrás es lámina acanalada de zinc y la de enfrente es lámina bronceada compuesta por 206 recuadros que sirven como bastidor y sostienen a más de un millón de cristales opalescentes de diferentes colores, a prueba de fuego y refractarios al calor. Cada pedazo de cristal mide 2 x 2 centímetros, y los colocaron como un rompecabezas sobre un mortero especial. La cortina entera mide alrededor de 12.5 metros de alto por 14.5 metros de ancho, con un espesor de 32 centímetros. Su peso es de cerca de 22 toneladas.

telón de Bellas Artes

La imagen de la cortina de cristal de Bellas Artes

Como la cortina tenía que ser también decorativa, Boari contrató, en 1910, a la Casa Louis C. Tiffany de Nueva York para que diseñara y fabricara la parte de la cortina que da hacia el público. Tiffany decidió hacerla de cristales opalescentes y envió desde EUA al artista y diseñador de escenarios Harry Stoner para hacer el estudio y los dibujos basados en las ideas de Boari.

El telón de cristal simula un gran ventanal desde donde se aprecia una hermosa vista del Valle de México; aquel valle que Alexander Von Humboldt describió cómo “la región más transparente” y que obviamente ya no existe. En el dibujo se ve un día despejado, de cielo azul, con el Popocatéptl y el Iztaccihuátl enmarcando el valle y el lago mayor. En el primer plano (en la parte inferior) se ve la vegetación diversa y característica de la República Mexicana: del norte están representados los cactus, mientras que del sur están representados árboles más húmedos como abetos, azaleas y buganvilias. Curiosamente, la imagen plasmada en la cortina es una reproducción del paisaje que podía admirarse desde las ventanas de Palacio Nacional a principios del siglo XX, y no una reproducción de un cuadro del Dr. Atl, cómo erróneamente se dice.

cortina de cristal

El telón fue exhibido en Nueva York en 1911 y trasladado a México en el buque Monterrey un año después. Cuando llegó lo ensamblaron en el Teatro Nacional. Su costo original fue de 95 mil monedas de plata.

Cómo y cuándo visitar la cortina

El telón de cristal del Palacio de Bellas Artes se puede visitar de martes a jueves a las 12.50 pm y a la 1.20 pm. El tour dura 30 minutos y es gratis. Los viernes a las 11 am también hay una visita técnica y más larga, y el recorrido va de la sala principal a la parte de atrás del escenario, camerinos y terraza.