Los colores existen para mí como entidades en sí mismas, como seres metafísicos.
Etel Adnan
Sobre la Condesa se eleva un segundo sol que brilla pero no calienta. En el espectacular de la calle Sonora 128, la artista y poeta libanesa Etel Adnan ha reemplazado la publicidad por la pintura de un paisaje solar, brillante, que pareciera hecho por un niño. Se llama El Nuevo Sol de los Aztecas y es parte del proyecto de arte público de kurimanzutto.
Este mosaico amarillo, naranja, azul y rosa con una esfera en el centro revela la relación especial que tiene la artista con los colores y con México. La clarísima escena es tierna pero no por ello ingenua:este nuevo sol recuerda el mito creacionista nahua de Los Cinco Soles, una historia apocalíptica de destrucción, sacrificios de sangre y dioses, pero también de construcción y renacimiento. Queda claro que esta obra es una conmovedora metáfora que celebra la vida y la belleza, pero también una mirada de la muerte y la privación.
Tras pasar varios meses en México en 1957, la artista quedó encantada con los murales de Juan O’Gorman en la Biblioteca Central de la UNAM. Desde ahí se convenció de que el arte debía estar presente para que todos lo vieran, que “la belleza es para todos”. Ver los dibujos de Etel Adnan en vivo es un encuentro íntimo, sin embargo, son también universales, intuitivos y viscerales. Por esto es que puede, de la misma manera, estar en un gigante espectacular y no perder el encanto.
Se sabe que los niños dibujan emociones para afirmar su creencia en la comunicación. No es casualidad que Etel Adnan sea al mismo tiempo poeta y artista. Y en esta dicotomía se le tiene que mirar: su pintura expresa alegría en paisajes claros y simples y composiciones armónicas de color, mientras que en su poesía se manifiesta un lado más sombrío y su conciencia política.