La Maratón Ciudad de México tiene personajes que parecen representantes simbólicos de la urbe en la que viven y corren. Uno en particular le ha dado un sello característico y se ha vuelto un referente: su nombre es Alejandro Ruiz Olivares, pero en el universo de los corredores es conocido como “el Peluches”.

Alejandro, mecánico de profesión, corre con un traje del que cuelgan unos 200 muñecos de peluche, que tienen un peso estimado de 20 kilos. El primero de ellos se lo dio un niño espectador durante una carrera para motivarlo a seguir. En ese momento lo colgó de su playera y poco a poco fue agregando nuevas figuras, hasta llegar al total con el que corrió en la última maratón de la Ciudad de México.

“Todo comenzó hace 10 años, lo hice por una depresión que tenía y fue la forma de sacarla. Al principio no fue fácil, pensé que la gente diría que estoy loco, pero un amigo me dijo que la vida se vive en el momento y que hay que olvidarse de los demás – cuenta Ruiz –. Eso hice y poco a poco me metí en la familia de corredores.”

El Peluche

Al decidir olvidarse de la opinión de los demás, Peluches se fue transformando paulatinamente en una imagen que es imborrable para cualquiera que lo haya visto correr o haya trotado a su lado. Al mismo tiempo, con cada kilometro recorrido, fue dejando atrás sus problemas de depresión y se dio cuenta del poder que tenía su peculiar traje.

“Las caras de alegría de los niños cuando ven el traje me provocan una sensación que no tiene precio. Cuando veo como se les hacen los ojos grandes, me hacen sentir como un ser enorme; he llorado mucho de la emoción y por todo el cariño que me da la gente.”

Animado por esa respuesta de la gente, Peluches piensa seguir corriendo con su traje. Además de repartir alegrías, el personaje que creó seguirá creciendo en la memoria colectiva de los maratonistas y citadinos. Todos necesitamos personajes.

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Texto original de Maratón X, publicado por Travesías Media y Porrúa, 2018.