En 1933, Diego Rivera fue contratado para realizar un mural monumental en el Rockefeller Center de Nueva York. La obra, titulada El hombre en la encrucijada, debía simbolizar el avance de la tecnología y el potencial humano para moldear un futuro mejor. Sin embargo, lo que comenzó como una oportunidad de prestigio internacional terminó en una de las controversias más célebres del arte del siglo XX.

Diego Rivera, conocido por su compromiso con el muralismo y su afinidad por las ideologías socialistas, se encontraba en la cúspide de su carrera. Su obra fusionaba temas de progreso, lucha de clases y crítica al capitalismo, reflejando una profunda conexión entre el arte y el mensaje político. Para Rivera, el muralismo no solo era un medio artístico, sino una herramienta de transformación social.

El mural y su historia

El encargo de El hombre en la encrucijada tenía un propósito claro: plasmar las tensiones del mundo moderno. Rivera diseñó una composición en la que contrastaba dos visiones: el capitalismo, representado por la opulencia y la guerra, y el socialismo, simbolizado por la unión de los trabajadores bajo la figura de Vladímir Lenin. Este detalle, que no estaba en los bocetos iniciales, desató un escándalo que llegó a las portadas de los diarios neoyorquinos.

Aunque Rivera ofreció incluir a Abraham Lincoln como contrapeso, el mural fue cubierto con cortinas y, posteriormente, destruido en 1934. La polémica marcó un antes y un después en la carrera del artista, quien reconstruyó la obra en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México bajo el título El hombre controlador del universo. Esta versión amplió el mensaje político, incorporando críticas al autoritarismo, la religión y la desigualdad social.

Un homenaje en el Museo Diego Rivera Anahuacalli

Como parte del 60º aniversario del Anahuacalli, el próximo 21 de noviembre se llevará a cabo el conversatorio “El mural de Diego Rivera que Rockefeller destruyó”, dirigido por la Dra. Irene Herner Reiss. Este evento explorará la importancia histórica y simbólica de este mural, reflexionando sobre su legado como una obra que desafió el status quo y puso al arte en el centro de la discusión social y política.

La entrada es libre, con registro previo en eventbrite.com.mx. Una oportunidad única para entender cómo un mural perdido se convirtió en un símbolo eterno de resistencia y libertad creativa.