Leo Olavarrieta, un talentoso interiorista y estilista mexicano, encontró su pasión en la arquitectura y el diseño desde una temprana fascinación por la estética en todas sus formas: el cine, los libros, las revistas y el arte en general. Su conexión con lo visual es profunda, y a través de su intuición ha aprendido a dar vida a espacios que no solo son funcionales, sino también emocionales. Para él, el estilismo se convierte en un proceso espontáneo y personal, donde cada rincón tiene una historia y cada objeto parece formar parte de una narrativa que trasciende el momento.
A lo largo de su carrera, Olavarrieta ha desarrollado un estilo inspirado en figuras como Luis Barragán, Colin King y Vincenzo De Cotiis, quienes le enseñaron el valor de la simplicidad calculada, el uso experimental de los materiales y la capacidad de crear experiencias sensoriales únicas a través del espacio. Aunque está inmerso en el mundo del diseño de interiores, su creatividad también se nutre de disciplinas como el cine, la moda y el arte, que le ofrecen nuevas perspectivas y retos estéticos.
En su visión, la Ciudad de México se convierte en un constante estímulo: los rincones de la colonia Roma, la monumental Biblioteca Vasconcelos y los mercados como el de Jamaica lo inspiran a ver el diseño como una práctica que conecta con la vida cotidiana. Para Olavarrieta, el diseño va más allá de lo decorativo; es un lenguaje que nos permite vivir de forma más plena y consciente, donde cada elección, desde un objeto inusual hasta una fuente de luz, construye un entorno que habla de autenticidad y emoción.
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¿Qué te inspiró originalmente a entrar en el mundo de la arquitectura y el diseño?
Desde niño, me sentí fascinado por la estética y la belleza que encontraba en diferentes formas de arte y medios, como el cine, las revistas y los libros de arquitectura. Me intrigaba cómo las imágenes y los espacios podían transmitir emociones y contar historias sin palabras. Poco a poco, esta fascinación me llevó a querer entender cómo se crean estos espacios y cómo el diseño puede transformar la forma en que vivimos y experimentamos el mundo. Fue esa curiosidad y admiración por el poder de lo visual lo que me inspiró a adentrarme en el mundo de la arquitectura y el diseño.
¿Qué papel juega la intuición en tu proceso creativo, especialmente en el estilismo?
La intuición juega un papel fundamental en mi proceso creativo, especialmente en el estilismo de interiores. A diferencia de la arquitectura, que es una disciplina más precisa y estructurada, el estilismo se trata de capturar la esencia y la emoción de un espacio en el momento. Confío en mi intuición para sentir lo que necesita cada rincón, dejando que las emociones guíen las decisiones. Esa espontaneidad permite que cada proyecto tenga una autenticidad y frescura únicas, logrando ambientes que conectan de forma genuina con quienes los habitan o los aprecian a través de la fotografía.
¿Quiénes son tus mayores influencias en términos de estilo y por qué?
Mis mayores influencias en términos de estilo incluyen a personajes como Colin King, Vincenzo De Cotiis y el maestro Luis Barragán. Colin King me inspira por su habilidad para crear espacios que transmiten calma y equilibrio, jugando con los objetos y la luz de una manera que parece simple pero es profundamente calculada. Vincenzo De Cotiis me atrae por su enfoque experimental y su uso de materiales que rompen esquemas, generando texturas y formas únicas que desafían la percepción tradicional del espacio. Y Luis Barragán, por supuesto, por su capacidad de combinar luz, color y forma de una manera tan poética y emocional, que cada espacio se convierte en una experiencia sensorial. Cada uno de ellos me inspira a explorar y a ser genuino en cada detalle.
¿Cuáles son algunos de tus lugares favoritos en la CDMX por su arquitectura y diseño, y por qué?
Una de las grandes fortunas de vivir en esta ciudad es su riqueza arquitectónica y variedad de espacios culturales que invitan a contemplación y nos sirven como inspiración. La Biblioteca Vasconcelos me fascina por su monumentalidad y la forma en que combina estructura y naturaleza, creando un espacio de conocimiento que se siente tanto funcional como inspirador. La Casa Gildardi de Barragán es un ejemplo perfecto de su enfoque emocional y poético en la arquitectura, con su uso magistral de la luz y el color que transforma cada espacio en una experiencia introspectiva. Y el Museo de Arte Nacional, con su imponente arquitectura histórica en pleno Centro histórico, refleja la riqueza cultural de la ciudad y su pasado, además de ser un lugar donde se preserva y celebra el arte mexicano en un entorno verdaderamente majestuoso.
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¿Qué significa para ti el diseño en la vida cotidiana?
El diseño es fundamental en la vida cotidiana porque da forma a los espacios en los que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, influyendo en nuestro bienestar y en nuestras emociones. Un buen diseño enriquece nuestras vidas al hacer que los objetos y entornos no solo sean funcionales, sino también agradables y estimulantes. Nos conecta con nuestro entorno de una manera más profunda, nos inspira y nos ayuda a vivir de forma más plena y consciente. Cada detalle bien pensado tiene el poder de mejorar nuestra calidad de vida y de aportarnos un sentido de armonía y satisfacción.
¿Cuál es el objeto o detalle más inusual que has usado para transformar un espacio y cuál fue el impacto que tuvo en el ambiente?
El objeto más inusual que he usado para transformar un espacio fue un pavo real disecado, una pieza antigua que ha sido parte de la familia durante muchos años. Lo coloqué sobre una chimenea en una casa de estilo barroco mexicano, y el impacto fue impresionante. Su presencia creó un momento surrealista que capturaba de inmediato la atención, rompiendo la formalidad del espacio y aportando una sensación de misterio y carácter. Este detalle tan inesperado añadía profundidad y una narrativa única al ambiente, haciendo que el espacio se sintiera tanto histórico como inesperadamente contemporáneo.
¿Cómo manejas el equilibrio entre estilo personal y las preferencias del cliente en un proyecto? ¿Hay un estilo que siempre evites?
Manejo el equilibrio entre mi estilo personal y las preferencias del cliente escuchando atentamente sus ideas y entendiendo su visión desde el principio. Mi objetivo es guiarlos para que el espacio refleje su personalidad, pero de una forma estética y coherente. Ayudo a traducir sus gustos en una propuesta armoniosa, seleccionando elementos que respeten sus preferencias pero que también mantengan una estética cuidada. Normalmente evito los estilos excesivamente saturados o sobrecargados, ya que prefiero mantener una sensación de equilibrio y elegancia en cada proyecto, permitiendo que el espacio respire y transmita calma sin perder autenticidad. No soy tanto de evitar estilos específicos, si no más bien de tomar elementos de estilos diferente y épocas diferentes para lograr un espacio atemporal y lleno de carácter y personalidad.
¿Qué espacio o pieza en el mundo del diseño de interiores consideras sobrevalorado y por qué?
Considero sobrevalorados los espacios en una casa que se crean solo para una función específica y que rara vez se usan en la vida cotidiana. Salas formales que casi nunca se habitan o comedores demasiado grandes que solo se utilizan en ocasiones especiales, por ejemplo, ocupan un espacio valioso sin aportar realmente al bienestar diario de quienes viven allí. Prefiero diseños que hagan de cada rincón un área funcional y acogedora, adaptable a distintas actividades, de modo que el hogar se sienta vivo y aprovechado en su totalidad.
¿Qué papel juegan el tiempo y la temporalidad en tu trabajo? ¿Consideras que tu estilo es atemporal o prefieres seguir las tendencias?
El tiempo y la temporalidad juegan un papel importante en mi trabajo, ya que busco crear espacios que perduren y sigan siendo relevantes con el paso de los años. Mi enfoque es diseñar de manera atemporal, priorizando piezas y elementos que mantendrán su encanto y funcionalidad más allá de las modas pasajeras. Aunque me gusta estar al tanto de las tendencias, prefiero integrarlas de forma sutil para que el espacio se sienta contemporáneo sin perder su esencia. Creo que un buen diseño es aquel que evoluciona con los años sin perder su atractivo y sigue resonando con quienes lo habitan.
¿Cómo te inspiras en disciplinas ajenas al diseño de interiores, como la literatura, el cine o la moda?
En el arte, encuentro formas, colores y composiciones que me invitan a experimentar y a pensar en cómo esos elementos pueden aplicarse a un espacio. El cine, con su detallada dirección de arte, me inspira a jugar con la luz, las paletas de color y la composición para generar atmósferas que evocan emociones. La moda, por su parte, me enseña sobre el valor de las texturas, la combinación de materiales y el equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo. Cada una de estas disciplinas me ofrece nuevos caminos para explorar y traducir su esencia en espacios llenos de carácter y autenticidad.
Lugares favoritos en la ciudad para buscar inspiración
Entre los restaurantes, Rosetta y San Ángel Inn son imperdibles; Rosetta por su ambiente cálido y diseño elegante, y San Ángel Inn por su historia y jardines, que evocan un México clásico y atemporal. En museos, el Museo de Arte Nacional, el Museo de Antropología y el Museo Tamayo son fuentes constantes de inspiración: cada uno tiene una arquitectura impresionante que reflejan cada uno un momento en el tiempo diferente en la ciudad y que albergan colecciones que conectan el arte con la identidad cultural. En espacios públicos, la Plaza Río de Janeiro y la calle Colima en la colonia Roma Norte son sitios donde se fusionan la arquitectura, el diseño y la vida cotidiana, creando una atmósfera creativa y dinámica que siempre inspira. Algunos de los mercados que tenemos en la ciudad son maravillosos también, como el a Mercado de Jamaica que frecuento mucho para comprar flores o el Mercado de San Juan que impresiona con sus ingredientes exóticos y gastronomía de la más alta calidad.