Hasta antes de 1968, en México no existía el diseño industrial. Los edificios los amueblaban los propios arquitectos, haciéndose cargo desde los cimientos hasta las cucharas. Así es como Ricardo Legorreta terminó diseñando sillas, por ejemplo. Todos esos muebles pertenecen al movimiento moderno mexicano, y de ellos, salvo mínimas excepciones, conocemos poco. Clásicos Mexicanos es el proyecto que intenta que recuperemos los diseños mexicanos, desde 1929 a 1999, y esa estética deliciosa que ya de por sí es nuestra. Pero no nos acordamos.
Antes del boom de las importaciones y del diseño contemporáneo, los modernistas mexicanos trabajan con pino, mimbre y palma. Sus talleres de artesanos estaban cerquita; se inspiraban en las necesidades cotidianas, diseñaban pensando en el contexto. De todo eso nos queda poco: del mobiliario de Mathias Goeritz para el Museo Experimental El Eco sobreviven dos sillas.
Otras piezas de Ricardo Legorreta, Pedro Ramírez Vázquez y otros nombres importantes de la arquitectura quedan a cuentagotas, en colecciones privadas o en discretos bocetos. Clásicos Mexicanos recupera esas piezas para volverlas a poner en el mercado. Es decir, esos clásicos están de nuevo a la venta, en un espacio en Polanco.
Los facsímiles, como les llaman, son ejemplares fabricados recientemente que procuran apegarse al original hasta el límite posible. Cada uno de ellos es cuidadosamente reproducido tomando en cuenta planos originales o ejemplares sobrevivientes; investigaciones en archivos históricos, asesoramiento de los propios diseñadores y entrevistas a familiares. Todos llevan un certificado de autenticidad y muchos fueron fabricados incluso en los mismos talleres que los originales.
A la misión de que esos diseños vuelvan a estar en las casas de los mexicanos, se agrega la de contar la historia bonita de una época en la que lo hecho en México era mucho y estaba bien hecho. Por eso en Clásicos Mexicanos siempre hay exposiciones. En ellas hablan sobre los diseñadores disponibles en su catálogo (Legorreta, Attolini, Goeritz, Ramírez Vázquez…), su historia y contexto de su gusto exquisito. Así que uno puede ir a ver, aunque no compre, muebles hermosos con aires familiares.
Su próxima exposición es sobre Armando Franco: urbanista, arquitecto y diseñador poco conocido de muebles desarmables, de formas increíbles. Será inaugurada el 9 de febrero.
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