Ir al cine es buscar una experiencia envolvente. Implica permanecer por largos periodos de tiempo frente a una pantalla en la oscuridad; una inmersión completa de los sentidos. El cine expandido, sin embargo, implica otros tipos de permanencia voluntaria: experimentarlo es siempre una declaración de amor, por lo general algo desencajada, hacia la imagen. El cine expandido huye de la noción tradicional de cine como experiencia aislada, huye de la sala oscura hacia otros espacios, otros medios y por supuesto, se acerca a otros contenidos y formatos, como estas películas de 35 mm.

muestra de cine

“El castillo de la pureza” de Arturo Ripstein.

El Laboratorio Experimental de Cine (LEC), una plataforma dedicada a la producción, curaduría y difusión de cine experimental y cine expandido, realizará una muestra de películas proyectadas en 35 mm, titulada Reencuentros al margen. Porque justamente es el reencuentro de nuevos públicos con un cine resguardado, solitario, de cada vez más difícil acceso. Esta muestra es un acto subversivo de conservación, en contra de la degradación no solo de la materialidad si no de la memoria del cine mexicano.

Se proyectarán 15 películas de entre 1936 y 2007, en tres lugares igualmente quiméricos: la sala THX de los Estudios Churubusco, el FARO de Aragón y la Plaza San Jerónimo, en el Centro. Serán presentadas por aquellos que han sido parte de los procesos de producción y conservación de las cintas. Muchas aún, aguardan la digitalización de su formato analógico, haciéndolas criaturas en peligro de extinción.

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“La pasión según Berenice” de Jaime Humberto Hermosillo.

Estas películas contienen el tiempo en el que fueron hechas, no solo por el formato en el que se ven contenidas, si no por las historias que narran. Por ejemplo, historias de adolescentes que deciden como pasar un domingo en la unidad Habitacional de Tlatelolco, en Temporada de Patos de Fernando Eimbcke (2004); hasta los encuentros pasionales entre una viuda y un médico, en La pasión según Berenice de Jaime Humberto Hermosillo (1976). Así, el tedio más llano y los ardores más sentimentales se encuentran reunidos en esta muestra.

Se prometen, también, rarezas cinematográficas de los años setenta, muchas de ellas inéditas, y será El castillo de la pureza (1972) de Arturo Ripstein, con guión de José Emilio Pacheco basado en una historia real, la obra que clausurará la muestra.

Encuentra a programación completa aquí.

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